Santiago Cruz Domínguez y Vanesa Corchado Estévez, ambos de 24 años, habían cumplido este mes su primer año de novios y pensaban marcharse en pocos días a Chipiona para disfrutar una semana de la playa. Sus vidas se truncaron accidentalmente ayer de madrugada en una nave de la Charca Musia, probablemente por la inhalación de monóxido de carbono del tubo de escape de un coche.

Las causas definitivas de la muerte están pendientes de determinar hasta que se tenga el resultado de los análisis practicados, según confirmó el médico forense encargado del caso. En principio, los hechos se han calificado de muerte accidental, descartándose el suicidio.

Los cuerpos sin vida de los dos jóvenes se hallaron a las ocho y media de la mañana. Los dos se encontraban sin ropa, él tendido en el suelo de la habitación junto al coche, un Ford Orion de color blanco, que tenía una de las puertas abiertas, de la que sobresalía parte del cuerpo de ella. Los tíos y un primo del joven descubrieron los cadáveres.

POR EL AIRE ACONDICIONADO Según relataron diversas fuentes policiales, de la familia y vecinos de la zona, los jóvenes solían acudir algunas noches al lugar en busca de intimidad. El sábado por la noche habían salido a cenar y de fiesta con unos amigos, de los que se separaron sobre las tres de la madrugada, presumiblemente poco después llegaron al local de Charca Musia.

La hipótesis que baraja tanto la familia y la policía es que los jóvenes posiblemente decidieron mantener el coche en marcha para tener encendido el aire acondicionado y no pasar calor. El sistema del aire acondicionado, al extraer el aire del exterior, pudo contribuir a introducir el gas tóxico en el automóvil.

El joven compartía la propiedad y el uso de la nave, ubicada en el número 10 de la calle Mar Caspio y de unos cien metros cuadrados, con algunos familiares como almacén y trastero. La casa era una herencia del abuelo del joven, quien tuvo una vaquería en la Charca Musia.

Ayer por la mañana, los tíos de la víctima al no poder abrir la puerta y escuchar el ruido del motor de un coche, supusieron que Santiago podría estar en el interior, ya que sabían que la utilizaba a veces por las noches. Tras golpear la puerta y llamarle sin recibir respuesta de dentro, decidieron entrar por el tejado.

"El primo, que es de su misma edad, fue el que entró y los encontró, Ya estaban muertos", relató unas horas después una vecina de la calle y conocida de la familia que al oír los golpes en la puerta se acercó al lugar. "Venía muchas veces --añade la vecina refiriéndose al joven--, de día y de noche, lo hemos visto crecer".

La titular del juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 3 ordenó el levantamiento de los cadáveres, tras los cual fueron trasladados al Instituto Anatómico Forense donde se les practicó la autopsia.

PLANES EN COMUN La madre del joven, M Luz Domínguez, asistía a una boda de un familiar en Sevilla cuando recibió la noticia. "Tenían planes de futuro, de hacer su hogar y él estaba pensando en solicitar un piso", relató a este diario con un amargo hilo de voz.

Rodeada de sus otros tres hijos, dos chicos de 15 y 12 años y una chica de 13, trataba de asimilar el golpe, incluso requirió asistencia médica en algún momento. "Santi era mi hijo mayor, y también era bueno y muy trabajador. No sé cómo ha podido ocurrir algo así".