"Una cosa es que la empleada aproveche la hora del café para comprar el pan, y otra muy distintas es que se vaya de compras una hora todos los días". Los profesionales de los dos despachos cacereños consultados, Detectives Santos y Adler, coinciden en afirmar que las investigaciones relacionadas con el ámbito laboral y empresarial son las más demandadas hoy día, por delante de las cuestiones personales y familiares. "El fraude laboral, especialmente las bajas fingidas, están al orden del día y suponen unos 4.500 millones de euros de pérdidas al año en el país. Al empresario le sale más rentable una investigación que le permita un despido procedente, que arriesgarse a uno improcedente", explican.

Y es que en este aspecto los detectives han visto de todo: "Una persona de baja con la pierna dolorida que juega al fútbol, otra que padece de lumbares y trabaja horas en su huerto, otra que no puede andar y hace la obra del chalet e incluso carga con un saco de cemento, otra que no puede levantar el brazo y la pillas pintando...", relatan los profesionales sin desvelar datos concretos.

"Los trabajos que nos encargan en este aspecto no han parado de subir desde el año 2002, ya que el empresario está facultado para ello por el Estatuto de los Trabajadores --agregan los detectives consultados--. En algunas autonomías, la Administración pública también está empezando a contactar con los despachos profesionales", explican.

Intrusismo y robos

Pero además, los detectives cacereños tratan numerosos temas del campo laboral como la falta de productividad, control de horarios, competencia desleal, problemas de confianza... También en el ámbito más estrictamente empresarial, como robos, sabotaje, falseamiento de informes, control de proveedores, control de carga y descarga, fugas de información o pericias caligráficas. Y por supuesto abordan aspectos financieros: quiebras, suspensiones, insolvencias... "Nuestra jornada abarca las veinticuatro horas y no tiene límite: viajamos por España o el extranjero si es preciso", subrayan.

Las investigaciones civiles y personales, aunque ocupan un segundo lugar, también son bastante frecuentes y diversas: ludopatías, herencias, seguimientos a menores, sectas, toxicomanías, desaparecidos, infidelidades, separaciones contenciosas, reclamación de pensiones, pruebas de paternidad, custodias, pruebas de ADN...

Pensiones y divorcios

De todos ellos hay asuntos más comunes, como el seguimiento a una persona separada o divorciada para ver si efectivamente ha cambiado su situación económica (nuevo trabajo, nueva pareja...) y lo oculta para que no se reduzca su pensión compensatoria o alimentaria. También es frecuente que un cónyuge quiera confirmar una infidelidad por completo antes de dar el paso al divorcio. "Curiosamente, cuando se sospecha, suele ser cierto. Las parejas llegan a tener tal conocimiento uno del otro que notan estos cambios. Aquí ya vienen casi convencidos de que hay una tercera persona, y nuestras investigaciones lo confirman en la mayoría de los casos", señalan. Además, es frecuente la contratación de estos servicios durante los difíciles procesos de custodia de los hijos.

Sin lugar a equívocos

En cualquier caso, los detectives son conscientes de la fuerte responsabilidad que entrañan sus investigaciones. "Pueden derivar en despidos, divorcios, la supresión de una pensión alimenticia o la pérdida de imagen de una persona frente a todo su entorno, por ello trabajamos de forma muy objetiva y nos sometemos a una formación continuada", detallan.

Finalmente, y además de la labor investigadora, los detectives están preparados para tareas de vigilancia, sistemas de seguridad y contravigilancia (contraespionaje industrial, localización de micrófonos o transmisores), siempre dentro de los límites que establece la propia ley.