La familia de la niña de 4 años herida en el incendio del miércoles en la calle Juan García García (Aldea Moret) vivía acogida en la casa que fue pasto de las llamas, en la que residían en total once personas desde que en marzo la Agencia Extremeña de la Vivienda ejecutara varios desalojos de ocupantes ilegales de pisos sociales en la barriada cacereña.

Carmen Vargas y Valeriano Pardo, los padres de la pequeña que sigue hospitalizada en la UVI de La Paz (Madrid) con respiración asistida, fueron una de las once familias desahuciadas entonces. El matrimonio vivió en el 4º C del número 13 de Juan García cinco años.

La Agencia de la Vivienda eludió pronunciarse ayer sobre la situación de esta familia, aunque en su día apuntó que le consta que tiene recursos suficientes para asumir un alquiler, aunque ellos lo negaban.

Sea de una forma o de otra, el incendio del miércoles supuestamente por un calefactor pone en evidencia el hacinamiento que sufren algunas viviendas sociales de Aldea Moret a raíz de los últimos desalojos, que han tratado de normalizar una situación irregular pero que no ha zanjado la problemática social de la barriada. "No vamos a culpar a los desalojos de lo ocurrido, pero estos pisos no estarían sobresaturados si se solucionara de una vez la situación de estas familias", afirmaba ayer Antonio Molina, un portavoz del colectivo gitano.

El 112 atendió a 5 intoxicados por inhalación de monóxido de carbono, la pequeña de 4 años que tuvo que ser evacuada al hospital madrileño dada su gravedad, su abuela que fue dada de alta ayer, el hermano de 10 años y otras dos personas, heridas leve.