María Victoria Maya salió el jueves por la noche a celebrar la llegada de la Navidad con algunas compañeras de trabajo. No regresó a casa. Un coche y un conductor ebrio se cruzaron de madrugada en su camino y su vida acabó rota de repente sobre una acera.

Carmen Vivas, su socia en la Inmobiliaria del Oeste, no podía aún creérselo ayer por la tarde en el tanatorio donde familiares, compañeros y amigos velaban el cuerpo ya sin vida de María Victoria, entre ellos su madre y su esposo, Juan Ramón Criado, hijo del conocido constructor cacereño Julián Criado.

Con los párpados enrojecidos de llorar, Carmen Vivas relataba las horas previas a la tragedia: "Fuimos a cenar al Chiara, luego estuvimos en el Capitán Haddock y nos fuimos al Cameron, pero estaba a tope, entonces ella quería tomarse la última copa y se fue a La Madrila. Ya no la volví a ver con vida. Ella se fue con Rocío --que en el accidente se salvó de milagro--. Acababa de llegar a casa cuando me llamaron con la noticia".

Abrazos de amigos y compañeros, interrumpían constantemente su relato. Recordaba con voz temblorosa a su compañera: "Era una persona muy alegre, un torbellino y muy querida. Casi todos los trabajadores del edificio Plaza Europa han pasado por aquí". Un exsocio la calificaba de "particular y original", además de "trabajadora y cumplidora".

La asociación de vecinos Los Castellanos, de la que era socia como residente de la barriada, suspendió en señal de luto los actos que tenía programados para hoy con motivo de las fiestas navideñas, según comunicó a este diario su presidente, Enrique Navarro. Además, desde el colectivo, quisieron condenar el terrible acto que segó la vida de su convecina.

El abogado amigo

El abogado José Luis Pérez Durán, amigo de la víctima, se enteró de la trágica noticia precisamente por su profesión de letrado. El jueves de madrugada cubría el turno de oficio del Colegio de Abogados. Recibió un aviso de la policía local sobre las cinco de la madrugada para atender jurídicamente al presunto autor de un homicidio imprudente: el conductor.

Una vez en el cuartelillo, le dieron el DNI de la fallecida. "Fue un mazazo terrible". Tuvo que renunciar a hacerse cargo de la defensa del conductor ante el vínculo afectivo que le unía a la víctima.

Del conductor y su acompañante poco se sabía ayer en el entorno de María Victoria Maya. No conocían su identidad, ni realmente si iba bebido o no, ni de adónde iba o de dónde venía. Quizás también de una cena con amigos para celebrar la llegada de la Navidad. El final fue fatídico.