El cerebro, ese ordenador situado encima de los hombros, está lleno de programas a veces de difícil comprensión. Hace 14 años Queca Malpartida supo de la existencia de ese ordenador cuando salió de aquella clínica psiquiátrica en la que habían ingresado a su hijo. Invadida por las dudas, se sentía sola e incomprendida. Un día una amiga le habló de Apafenes, una asociación que hacía poco tiempo que se había creado en Cáceres y que por entonces llevaba un grupo de padres afectados, entre ellos Eulalia Muñoz y su marido Pedro Tirado y Ladrón de Guevara, que ayudados por las hermanas Hospitalarias, sor Josefa era una de ellas, luchaban por rescatar a sus familiares y no se resignaban al manicomio como única solución a la enfermedad mental.

La sociedad, entonces, entendía la enfermedad mental como un problema del que había que protegerse. Pero Queca quiso intentarlo y se metió en Apafenes. Y de tal manera se enganchó y de tal modo se implicó que hoy preside este colectivo, ahora llamado Feafes y que ayer celebró sus 20 años de presencia en Cáceres. Y lo hizo nombrando embajadores a siete personalidades del mundo de la política, el deporte, la judicatura, el humor y la medicina: el expresidente de la Junta de Extremadura Juan Carlos Rodríguez Ibarra, el exalcalde José María Saponi, el humorista Franquete, el excapitán del Cáceres CB Enrique Fernández, el magistrado del Juzgado de lo Penal de Cáceres, Jesús María Gómez Flores, el director general de Fitex, José Luis Machuca, y el médico psiquiatra del Hospital Provincial Virgen de la Montaña, Juan Pedro Jiménez.

La Asociación de Familiares y Personas con Enfermedad Mental de Cáceres, llenó el salón de actos del Centro de Cirugía de Mínima Invasión en una multitudinaria recepción a la que acudieron la alcaldesa, Carmen Heras, el presidente de la Junta, Guillermo Fernández Vara, el de la diputación, Juan Andrés Tovar, además de la consejera de Sanidad, María Jesús Mejuto, y el presidente de la Confederación Nacional de Feafes, José María Sánchez.

El objetivo de estos nombramientos no es otro sino el de erradicar el estigma que aún hoy acompaña a la salud mental y el facilitar salidas laborales a los afectados como forma de integración social. En este sentido, Feafes Cáceres hizo también ayer un llamamiento a los medios de comunicación para que lancen el mensaje al que se refirió Ibarra: "Ser anómalo no significa ser un peligro para la sociedad".

En estos 20 años Extremadura ha superado muchas etapas para conseguir estos objetivos: un plan de salud mental, residencias ubicadas estratégicamente en los centros de los núcleos urbanos, pisos, centros psicosociales, centros especiales de empleo... Y todo eso lo ha hecho la administración pero también las familias coraje de Feafes, víctimas en primera persona de esta enfermedad mental, tan llena de aristas y castigo.

Ciertamente quedan algunas etapas, pero esos ordenadores situados encima de los hombros están más cerca de la meta y sus programas son cada día más fácilmente comprensibles. Hoy, el hijo de Queca Malpartida es propietario de un bar de La Madrila y se ha convertido en protagonista de un corto elaborado por Elías Miñana para Feafes.

Benditos ordenadores anómalos.