La feria de San Fernando del 2008 ya es historia. Con mucho público en la última madrugada de fiesta, sin incidentes reseñables y un impresionante botellón a la orilla de las casetas, la fiesta por excelencia de la capital cacereña se despidió ayer hasta el 2009 sin que la lluvia lograra aguar las ganas de diversión en el recinto de la N-630.

Tras el agua caída en la tarde del sábado, que dejó las atracciones prácticamente desiertas y obligó a buscar refugio en las casetas, la noche grande no defraudó, convirtiendo el ferial en un hervidero de público de todas las edades. Locales atestados con toda la maquinaria lúdica en marcha permitieron disfrutar hasta el amanecer a los más jóvenes que, una vez más, demostraron que el ferial es el templo para beber en grupo.

Y es que la postal a las dos de la madrugada del domingo dejaba boquiabierto a más de uno: a diferencia de años anteriores y ante el lodazal en el que se había convertido por la lluvia la zona de aparcamientos, los botelloneros optaron por pisar el asfalto y situarse frente a las casetas de Amex, la Bola de Cristal y Extremeña Sonora para disfrutar de la música grabada y en directo que ofrecieron estos locales.

LLENOS Mientras tanto, y tras el buen sabor de boca que dejaron los madrileños Modestia Aparte en la caseta municipal, el público se dispersó por las calles del recinto, donde la noche solo acababa de empezar. La calle del Ateneo, El Museo y la Casa de Andalucía era un continuo ir y venir de gente en busca de la copa preferida. Un año más, estas casetas junto a las de El Sol y el PP volvieron a llevarse la palma, ganándose al personal con música de pachanga y grandes éxitos.

Si en la tarde del sábado los feriantes habían notado los efectos negativos, la noche fue otro cantar. Las atracciones funcionaron con normalidad y los amantes de los populares cacharritos pudieron subirse a la noria o conducir el coche chocón. Aunque no ha sido la mejor feria en ingresos, la jornada de ayer y la noche del sábado sirvieron para recuperar terreno tras los efectos negativos de la crisis económica y la lluvia en el recinto.

La feria se despide con un sabor agridulce por no haber permitido a unos disfrutar más y a otros ganar más dinero, pero ni la climatología ha favorecido del todo ni los bolsillos están para excesivas alegrías como han asegurado los feriantes tras la experiencia de este año. San Fernando dice adiós con la esperanza de que cualquier tiempo futuro sea siempre mejor.