El feriante de Coria se enfrenta a una pena de prisión de 18 años por acabar con la vida de uno de sus empleados el 20 de enero del pasado año con un cuchillo. La acusación particular ha calificado de asesinato lo ocurrido, mientras que la Fiscalía cree que se trata de un delito de homicidio. Según relata el escrito de la acusación particular, que ejerce el abogado Ángel Luis Aparicio en representación de la familia del fallecido, todo ocurrió en la caravana en la que residía el investigado, a la que el fallecido se dirigió para solicitarle que le diera de alta de alta como trabajador ante la temporada de ferias que se avecinaba.

La conversación comenzó a ser violenta cuando el fallecido le dijo que dejaría la empresa si no le daba de alta en la Seguridad Social. En ese momento y «sin pelea previa», sostiene la acusación particular, el acusado cogió un cuchillo jamonero y se lo clavó al fallecido en el pecho.

La puñalada que le causó la muerte le afectó al pulmón y al corazón, lo que le generó una hemorragia aguda y una posterior parada cardiorrespiratoria. Después, según la versión de la acusación particular, el acusado limpió el cuchillo y lo guardó en un cajón de la autocaravana y lavó el pijama que llevaba en la lavadora. Se marchó de la misma dejando al fallecido en su interior y se marchó a Talavera de la Reina, donde se reunió con sus hermanas, quienes le convencieron de que se entregara a la Guardia Civil. La acusación pide también que se indemnice a la hermana del fallecido con 200.000 euros.

El juicio tendrá lugar mañana en la Audiencia y será un tribunal del jurado el que decida si fue culpable de asesinato, de homicidio doloso o si lo que ocurrió fue fortuito y por tanto un homicidio imprudente, como asegura la defensa del acusado, que pide su absolución.