--¿El laboratorio del sueño que se ha inaugurado es una ampliación o también introduce novedades?

--Ambas cosas. Se amplían el espacio y el personal y se amplían y se mejoran los equipamientos. Vamos a pasar a hacer el doble de los estudios hospitalarios y el triple de los estudios domiciliarios. En total esperamos hacer al año 2.500 estudios del sueño.

--¿El laboratorio del sueño es básicamente para estudiar las apneas?

--Sí. Esa es la causa más habitual para hacer una polisomnografía, que es como se llama al estudio del sueño que se hace en el hospital y que necesita una vigilancia durante toda la noche. Aunque el trastorno del sueño más frecuente es el insomnio. De forma puntual lo tiene el 50% de la población y de manera crónica entre un 20 y un 30%, pero no suele requerir estudios de este tipo.

--¿Cuánta gente padece apnea del sueño?

--Afecta en torno al 25% de la población adulta, aunque no todos con la misma gravedad. Los casos más graves, y los que tienen más repercusiones como problemas cardiovasculares, hemorragias y trombosis cerebrales e infartos de miocardio, y también accidentes de tráfico por la somnolencia, vienen a ser un millón de personas en España. Es importante recalcar que de este millón de personas, solamente el 10% está diagnosticado.

--¿Alguien que ronque debe consultar al médico?

--No solamente que ronque. Debe consultar si además de roncar se le observan paradas en la respiración, si tiene la tensión alta o alguna otra complicación cardiovascular o si tiene cansancio o somnolencia durante el día.

--¿Cómo se identifican esas paradas respiratorias?

--A las que hay que prestar atención es a las que son repetitivas a lo largo de la noche. La persona está roncando y deja de roncar. Se ve que deja de respirar. Incluso se ve que hace esfuerzo por respirar y no puede, y acaba con un ronquido fuerte.

--¿Por qué afecta más a hombres que a mujeres?

--Porque a los hombres se nos acumula grasa en las paredes laterales de la garganta. La causa de la apnea es que durante el sueño los músculos de la garganta se vuelven más flácidos. Puede llegar un momento que al pasar el aire, se succionan las paredes de la garganta y se juntan. El aire no puede pasar. En ese momento se necesita que el cerebro se despierte para que la situación se normalice. Eso puede pasar unas 600 veces en una noche. La consecuencia es que la persona no ha descansado. Pero además, al dejar de respirar de forma repetida, llega menos oxígeno a la sangre y eso acaba provocando hipertensión y riesgos cardiovasculares.

--¿Cuál es el tratamiento?

--El tratamiento usual para todos los pacientes es perder peso, porque el 80% de los afectados tienen sobrepeso u obesidad. En los casos graves, puede que una reducción moderada de peso no cure la enfermedad. El tratamiento más efectivo entonces es recurrir a una mascarilla que introduce aire en la garganta a través de la nariz.

--¿El San Pedro de Alcántara es puntero en este tema?

--Sí, somos parte de la primera línea de investigación del país. Hay una red, la red Ciber, del Instituto Carlos III de Madrid, y nosotros somos el único centro de Extremadura. Y en la patología del sueño, que es la línea de investigación principal sólo estamos el Hospital Clínico de Barcelona y nosotros. Algunas de nuestras investigaciones en el campo del sueño y de la ventilación mecánica no invasiva han cambiado la práctica habitual en todo el mundo.

--La ventilación mecánica no invasiva es similar a la mascarilla que se usa para las apneas?

--Es parecido. Las dos son formas de ventilación y se aplican con una mascarilla en la nariz e introducen aire a presión. Pero la ventilación no invasiva es muy parecido a una ventilación artificial y, sin embargo, el tratamiento de la apnea es una presión continua de aire para que separe las paredes de la garganta.

--¿Qué ventaja tiene la ventilación mecánica no invasiva?

--Que no hay que introducir ningún tubo en la tráquea. Eso evita muchas complicaciones.

--¿En qué casos se usa?

--Se aplica en algunos tipos de insuficiencia respiratoria, no a todas. Ahora hemos inaugurado en el hospital una unidad de cuidados respiratorios intermedios, que es un paso intermedio entre una planta de hospitalización y la UCI. Su herramienta principal es la ventilación no invasiva.

--¿Qué opina sobre el uso de tratamientos que pueden alargar la vida del paciente a costa de hacerle sufrir cuando ya no hay solución?

--Es un terreno delicado y no hay un consenso internacional, pero los médicos tenemos la obligación de curar o aliviar. Cuando ya no podemos curar, y vamos a prolongar el sufrimiento, parece que lo razonable es interrumpir el tratamiento. La cuestión es encontrar el momento adecuado. Y hay que contar también con la opinión del paciente, si está consciente, y con la de la familia. La muerte es un hecho natural, y cuando llega el momento hay que aceptarlo.