Fernando Paniagua, el cacereño que ha sido expulsado de la Cofradía de la Montaña acusado de proferir insultos contra la junta directiva que no permitió a su hija Nazaret cargar con la patrona, habla para EL PERIODICO. El cofrade, que no entiende por qué los estatutos cofrades no contemplan la carga femenina, asegura que llegará hasta el final por defender el derecho de su hija, y el de todas las mujeres, a cargar, dice él, con la Virgencita .

--¿Qué ha ocurrido para que le expulsen de la cofradía?

--En el año 2003 mi hija solicitó la carga activa; envía un escrito a la cofradía y a día de hoy no se le ha contestado. A raíz de esa petición, en la bajada de la Virgen del 2004, el secretario de la junta directiva me da la mano de caballero y me dice que había un acuerdo para que Nazaret cargara a la Virgen durante la bendición de los campos, pero que lo hiciera sin túnica. Y cargó. Este año el hermano mayor, el mayordomo, miembros de la directiva... humillaron, vejaron a mi hija. Y claro, ante esa situación, la defendí a capa y espada.

--¿Pero la cofradía mantiene que usted les insultó?

--Me han hecho un juicio inquisitorial y pienso que no se ha querido cotejar esa parte. Creo que no les insulto, porque cualquier otro padre, al ver la situación en que se encuentra su hija, no sé qué reacción hubiera tenido. Fui lo suficientemente prudente. Nunca me referí a ellos de modo despectivo sino continuamente recordándoles lo que habían pactado conmigo: que mi hija cargaría en la procesión de bendición de los campos.

--¿Entonces no les insultó?

--En una situación de nervios, que provocan estas personas, y al ver a mi hija muy mal, llorando, abrazándose a mí, no sé exactamente si dije algo que les pudiera ofender, pero lo único que les recordé es lo que habían pactado. Y todo esto lo he intentado demostrar y no se me ha dejado. He estado delante de tres señores en ese juicio. Te dicen que te juzgan sólo por los 30 segundos de aquellos hechos, no hay un antes ni un después. Ante eso lo que haces es defenderte judicialmente y mi abogado me imagino que actuará. A mi familia, a mi hija, a mucha gente, esta situación le ha producido un desamparo. Nos vemos juzgados sin derecho a réplica. Pretendemos demostrar que se ha estado jugando con los sentimientos de una persona: mi hija, a la que le han hecho mucho daño, y a continuación a toda mi familia. Me van a obligar a tener que demostrar judicialmente en qué situación se encuentran los estatutos.

--¿Quiere eso decir que acudirá a los tribunales?

--Evidentemente creo que sí, pero lo lleva el gabinete jurídico.

--¿Qué pasa por su mente al saber que le han expulsado?

--Te sientes mal. Eres desde niño de la cofradía y que ahora digan que te expulsan... Ellos tienen que entender que lo único que hice fue defender a mi hija, y es lo que he intentado demostrar. Ellos son los primeros que insultan, ellos son las primeras personas que se meten con Nazaret, que dicen barbaridades, y lo único que hice fue darle consuelo a mi hija, porque aquí está su padre, que la va a defender y la va a apoyar hasta el final. Si su ilusión, y su derecho como ciudadana y como miembro de una cofradía, es portar las andas de la Virgen, su padre va a estar aquí para echar el resto. La Virgen de la Montaña es de todo el pueblo cacereño, no es de un grupo de gente selecta o privilegiada. La Virgen de la Montaña es tanto de un albañil como de un cardiólogo, como de un emigrante, como de un hombre, como de una mujer. Esto no es un privilegio de unos cuantos. Que se sepa que la Virgen de la Montaña es patrona de Cáceres y es de los cacereños. Eso es lo fundamental.

--¿Cómo se ha sentido en ese juicio del que usted habla?

--Mal. Impotente, humillado... deseaba que acabara lo antes posible. Los perjudicados son la Virgen de la Montaña y el pueblo de Cáceres, que se siente un poco maniatado con estas cosas. ¿Qué pasa, qué nos estamos disputando la Virgen de la Montaña entre cuatro personas?

--¿Qué significa para usted la cofradía de la Montaña?

--Ahora significa muy poco. Creo que está para algo más que para dimes y diretes. Se debería dedicar a hacer ese proselitismo de fe mariana, llegar a sitios necesitados. Pienso que es un órgano distante del pueblo.

--¿Se siente menos hermano?

--Mis derechos no me los van a quitar cuatro personas. La patrona es el punto donde te miras, es un punto de referencia, es tu Virgencita , tu consuelo... La cofradía tiene un problema: discernir cómo la mujer va a formar parte activa de esta cofradía. Y creo que la lucha de mi hija servirá para modificar los estatutos. Piensan que quitándome de en medio se les termina el problema. Y no es así porque yo siempre miro a los ojos y siempre defenderé los derechos de las mujeres.