Rutas ornitológicas guiadas a pie a primera hora de la mañana y por la tarde, en bicicleta, por la Ribera del Marco, cámara fotográfica en mano, por la ciudad monumental, talleres para niños, juglares que cantan la historia de la ciudad, espectáculo teatal, exposiciones y así hasta veinte actividades para todos los públicos sólo en la jornada de ayer del Festival de las Aves. Una de ellas, un clásico ya en los diez años de este festival, la observación con telescopio y prismáticos en la torre de Bujaco, sorprendía a los turistas despistados. Muchos no sabían que visitaban una ciudad con una enorme riqueza ornitológica, pero gracias a los profesionales del festival, aprendían sobre la interacción del ser humano y las aves en un entorno Patrimonio de la Humanidad. Juan José González enseñaba a los visitantes unos pollos de cigüeña blanca sobre el tejado de la iglesia de Santiago, «tendrán ocho días como mucho»; mientras otro ejemplar preparaba un nido y echaba a un intruso de manera violenta, «los machos llegan antes de África y van preparando los nidos para las hembras, para demostrarles que son los adecuados para criar con ellas», explicaba a una atenta audiencia.

Los niños participaron en los más de diez talleres preparados para ellos. Otro de los clásicos, el taller de anillamiento, en este caso en el olivar de la judería, mostraba cómo se anillan las aves y para qué. Luca, un adolescente, mostraba en directo en el palacio de Carvajal cómo hacer esculturas de aves con materiales reciclados. Las tormentas no impidieron la celebración de ninguna de las actividades previstas, sólo el retraso de algunas. Hoy continúa la programación, con un ‘street dance’ del cernícalo primilla en la plaza Mayor a las 12.00 como cita curiosa.