El mundo en el que vivimos ahora mismo es extraordinariamente cercano al del siglo XVII. El Barroco español fue un momento de crisis total del régimen, una situación histórica con unos condicionantes políticos, sociales y culturales realmente parecidos a los que tenemos hoy en día». Así lo explicó ayer José Luis Esteban, dramaturgo y primer actor (Segismundo) de La vida es sueño, obra cumbre de Calderón que completa mañana un fin de semana de denuncia social desde los escenarios del XXVIII Festival de Teatro Clásico de Cáceres.

Anoche fue la prestigiosa Joven Compañía Nacional de Teatro Clásico la que interpretó una célebre obra contra la tiranía del poder, Fuente Ovejuna, de Lope de Vega. Cuatro promociones de actores seleccionados entre cerca de mil candidatos formaron este elenco de actores y actrices «llenos de juventud, pasión y teatro», como los definió su director, Javier Hernández Simón.

Tras dos años de un trabajo riguroso, con talleres, cursos de formación, estudios sobre la obra, estudios sobre el verso y asesores literarios, ofrecieron una propuesta distinta a la visión tradicional, revolucionaria y heroica, de Fuente Ovejuna. Anoche dieron vida a unos ciudadanos «insolidarios y partidistas, que miran hacia otro lado cuando la injusticia no les toca», explicó el actor Jacobo Dicenta (Comendador) poco antes de la representación. Un pueblo que cuando se rebela lo hace con una violencia que solo engendra violencia y nuevas víctimas, en un círculo que nunca deja paso a otro sistema, «cayendo una y otra vez en gobiernos despóticos».

Y esta noche, también en las Veletas (22.30 horas, 20 euros), el relato shakespeareano de Ricardo III presentará una cadena de asesinatos, un catálogo de acciones crueles en torno a la conquista del poder, por parte del duque de Gloucester, un hombre deforme y jorobado que no repara en medios para conseguir sus propósitos y convertirse finalmente en rey de Inglaterra.

VESTUARIO DE CAPRILE / Arturo Querejeta (Ricardo III) encabeza el reparto de la compañía Noviembre Teatro, con versión de Yolanda Pallín y dirección de Eduardo Vasco. «Esta historia sobre el poder y la ambición ciega, sobre los fines y los medios, no se encuentra lejos de nosotros», afirma Eduardo Vasco. «La realidad que nos rodea contiene elementos suficientes para que asociemos esta historia truculenta a nuestras estructuras de poder, y podamos sacar conclusiones sin necesidad de excesivas explicaciones», subraya. El montaje cuenta con el vestuario del afamado modisto Lorenzo Caprile y es el quinto Shakespeare de esta compañía tras Hamlet, Noche de reyes, Otelo y El mercader de Venecia.

Ya el domingo actuará otra compañía de primer orden en el ámbito de la escenografía del Siglo de Oro: El Teatro del Temple recreará La vida es sueño en las Veletas a las 22.30 (15€ y 18€). María Lopez Insausti, productora, Carlos Martín, director, y José Luis Esteban, dramaturgo y primer actor, presentaron ayer la obra en el jardín de Torre de Sande reiterando el «placer de estar en Cáceres», un festival que según las distintas compañías favorece el reencuentro y la convivencia entre los actores, porque además abre la temporada de los clásicos.

Teatro del Temple lleva un cuarto de siglo en las tablas. Pese a su larga trayectoria, reconocida y respetada, considera este montaje en torno a Calderón «muy especial, porque ha supuesto un proceso de trabajo en el que todos los elementos se han conjugado: la producción rueda bien, las ideas se ha adaptado al texto, la dramaturgia brilla, los actores están con muchísimas ganas de dar lo mejor de sí... En definitiva, todo se ha desarrollado de una manera muy armónica, y ese disfrute es el que los actores logran transmitir al público», explicó López Insausti.

José Luis Esteban incidió en la similitud de las circunstancias que envuelven la obra de Calderón y las actuales. «Por ello decidimos construir un espectáculo que juega con lo tradicional y al mismo tiempo con lo contemporáneo. La corte del rey Basilio está inspirada en el mundo oriental, telúrico, pero también hay un mundo nuevo más underground que quiere encontrar su lugar, que tiene que ver con lo revolucionario y que pretende crear un orden nuevo, aunque al final, como dice Calderón, no exento de los tributos que hay que pagar al mundo de la política», subrayó el director.

Los personajes de La vida es sueño están en continuo conflicto, en combate, todos quieren lo que no tienen, todos pretenden escapar de sus situaciones. En definitiva, los clásicos de siempre, los clásicos actuales, en el mágico escenario del viejo Cáceres.