El 2010 no comenzó todo lo bien que hubieran deseado los asistentes al cotillón organizado por el pub Aires (en el centro comercial de El Perú), que terminó de forma brusca, sobre las ocho de la mañana, tras intervenir la policía para desalojar el local por los altercados que se iniciaron en el guardarropa del establecimiento y se extendieron al resto del local. Acabaron con la sustracción ropa y enseres, y las correspondientes denuncias en comisaría por parte de los afectados. A ellas se sumará hoy la del propietario del establecimiento, el empresario Juan José Sánchez, "por los actos vandálicos" en el establecimiento que, asegura, "lo han destrozado".

Fuentes de la investigación confirmaron a este diario que al menos una treintena de asistentes a esta fiesta de fin de año interpusieron a lo largo de la jornada de ayer denuncias contra el establecimiento por esos altercados, en los que desaparecieron abrigos, bolsos, teléfonos móviles, cámaras de fotos y todo tipo de enseres que habían sido depositados en el ropero del local. "Durante toda la noche el ambiente ha sido caótico, había demasiada gente e incluso las pulseras de identificación --para que los camareros diferenciaran a menores y mayores de edad-- se terminaron", afirmaba una de las asistentes a la fiesta, tras interponer ayer la denuncia por la sustracción del abrigo. "Cuando yo conseguí llegar al mostrador del ropero, a las 7.30, no había nadie del personal del Aires y estaban las perchas y la ropa tirada por el suelo", afirma la joven que salió del local sin su ropa de abrigo, poco antes de que la policía interviniera para desalojar el establecimiento, tras la llamada de algunos de los asistentes a la fiesta.

Varios de ellos aseguraron ayer a este diario que el local había vendido más de 1.200 entradas, "cuando el establecimiento tiene un aforo permitido de 700 personas", decían. Preguntado por esta cuestión, el propietario negó que se hubiera superado el aforo, que era mayor esa noche "porque la capacidad de la terraza es de 420 personas a lo que hay que añadir las 550 del otro salón", dijo. Aseguró que había menos de 900 personas en el establecimiento, a pesar de que algunas entradas presentaban números superiores a esta cifra "porque se habían hecho 200 más por si eran necesarias esa noche", afirmó Sánchez, que fue rotundo: "no es un problema de aforo porque no ha habido problema en seis horas de fiesta, solo en el momento del guardarropa", dijo como prueba.

Según Juan José Sánchez, el altercado se inició cuando un grupo jóvenes "se avalanzó sobre el personal del guardarropa exigiendo sus prendas" y ante la espera "se metieron y tiraron las perchas y la ropa al suelo", relató ayer a este diario. Ese hecho provocó algunos altercados, peleas entre grupos de chicos y finalmente la intervención de agentes de la policía local y nacional, que desalojaron el establecimiento.

"Me han destrozado el local", aseguró el propietario, que interpondrá hoy mismo una denuncia por los los desperfectos ocasionados en su pub, fundamentalmente cristaleras y mobiliario rotos. Además aseveró que el seguro de responsabilidad civil del establecimiento "se hará cargo de las pertenencias que hayan desaparecido en los altercados". Algunas de estas prendas fueron depositadas ayer mismo en la comisaría por algunos de los asistentes al cotillón y por el propio empresario. La policía ha iniciado las diligencias para determinar si se ha producido algún hecho sancionable en lo sucedido en el local.

FIESTA Y BOTELLON EN LA PLAZA Al contrario que en este establecimiento, la noche del 1 de enero transcurrió sin incidentes aunque con aglomeraciones en las fiestas de la plaza Mayor, donde algunos grupos de jóvenes aprovecharon la primera noche del año para hacer botellón en los soportales. La carpa municipal completó su aforo de 1.000 personas en las primeras horas de la madrugada y registró colas para acceder al interior durante el resto de la noche.

Por su parte la Asociación Detente y Ayuda (DYA), ha informado de que realizó ocho asistencias Cáceres durante la noche, aunque ninguna de gravedad. Las causas fueron una herida por golpe en cabeza, una crisis de ansiedad, cuatro intoxicaciones etílicas, una hipoglucemia y un traumatismo en un tobillo.