La pasada semana, hablaba de todos los eventos que se precipitan, año tras año en la ciudad de Cáceres con el inicio de la primavera. Y digo "precipitan", porque se suceden casi sin dejar tiempo para respirar, abalanzándose sobre nuestro calendario sin lugar a cancelación, ni posibilidad de aplazamiento. La bajada de nuestra patrona la Virgen de la Montaña, la quema del dragón por san Jorge, y la Feria del Libro, son algunas de estas citas anuales ineludibles, con la característica especial de que las tres se celebran en la próxima semana. Pero ésa no es la única particularidad que poseen, o, al menos, así lo contemplan algunos, que, priorizan que estas efemérides se festejan entre semana.

Y es que no todos organizan sus agendas conforme a lo --llamémosle-- "normalmente estipulado". Hablo de aquellos cuya jornada laboral se reduce al fin de semana, y manejan los días de descanso de manera contraria a la habitual. Aquellos que anhelan la llegada del lunes, y que, por lo general, los sábados y domingos se encargan de que el resto de ciudadanos puedan disfrutar, descansar o desconectar de la jornada laboral. Profesiones variopintas que no sólo se restringen a hostelería o restauración, ni a los miembros de servicios sanitarios, o a músicos, actores o a responsables de seguridad y orden público, sino que van más allá de lo aparentemente visible. Personas que se resignaron hace tiempo a ir a contracorriente del resto del mundo, convirtiendo sus martes en sábados, y reduciendo su círculo social a compañeros del gremio en su misma situación.

Para ellos, la semana que se avecina, será inusual, y abogando por un imposible, podrán disfrutar de un ficticio fin de semana en diario, con todo lo que ello conlleva. Unas vacaciones adelantadas a abril, en las que poder ver la ciudad llena. Así es que si son de los que al despertar tras el fin de semana, exclaman un "Por fin es lunes", esta semana están de enhorabuena, salgan, relaciónense, y recarguen pilas para los días que se avecinan.