Diez años de cárcel por haber vendido droga en el bar Italia. Esas son la acusación y la petición de condena que ayer formuló la Fiscalía en el juicio que se celebró en la Audiencia Provincial de Cáceres. Los acusados eran J. A. C., regente del bar, y J. L. P., camarero.

Los hechos se remontan a febrero del 2007. Agentes de la Policía Nacional habían montado un dispositivo de vigilancia en torno al bar Italia, situado en la calle Reconquista número 3. Según declararon en el juicio los agentes que participaron en la operación, "habían recibido informaciones de que en el bar se vendía droga". El dispositivo de vigilancia estuvo activo varias semanas. A lo largo de ellas, los agentes veían que en el bar entraba gente que salía al poco tiempo. Realizaron varios cacheos e identificaciones sin encontrar ninguna sustancia ilegal. Hasta el 9 de febrero del 2007. Ese día, en torno a las 23.30 horas, un cliente fue cacheado al salir del bar. Los agentes le encontraron hachís.

REGISTRO El cliente fue trasladado a comisaría y, de inmediato, varios agentes entraron en el local para registrarlo. Según el relato de los policías, se encontraba en el local tras la barra J. L. P., que corrió hacia la cocina en cuanto los agentes se identificaron como policías.

En esos momentos, en el bar había unas siete u ocho personas. Tras identificar y cachear a todos, la policía encontró a una mujer una papelina de cocaína y a un hombre, otra papelina y un trozo de hachís. Los agentes encontraron en la cocina del bar tres papelinas termoselladas con cocaína, recortes de bolsa de plástico de los utilizados para la confección de papelinas, una balanza de precisión, una cuchara y un tupperware con restos de polvo blanco que una vez analizado resultó ser cocaína. La policía también registró un vehículo estacionado en las inmediaciones del bar, propiedad del regente del bar pero cuyas llaves tenía el camarero. Encontraron otra balanza de precisión y una papelina de cocaína.

ARGUMENTOS En el juicio celebrado ayer, los abogados de los acusados argumentaron que tras las declaraciones de los agentes y de los testigos --el hombre al que se detuvo a la salida del bar con hachís en su poder, y que declaró que no había estado en el bar, y el hombre y la mujer a los que se encontró droga dentro del establecimiento-- no había pruebas concluyentes que permitieran afirmar que en el bar se vendían sustancias estupefacientes. Máxime teniendo en cuenta, argumentó el abogado del regente, que éste reconoció ser consumidor ocasional de cocaína y lo encontrado podría ser para su consumo. Los abogados de los dos acusados solicitaron la libre absolución de sus defendidos con todos los pronunciamientos favorables.

El Ministerio Público, sin embargo, afirmó que las explicaciones dadas por los acusados no se atenían a la lógica y consideró probado que el local se utilizaba para vender droga. Por ello, pidió para cada uno de ellos 10 años de prisión y una multa de 434,19 euros, además de la clausura definitiva del bar. El juicio quedó visto para sentencia.