El fiscal pide 15 años de prisión para un hombre por violar y abusar presuntamente durante más de tres años de la hija de su compañera sentimental, con las que convivía en la capital cacereña. Durante el juicio, que quedó ayer visto para sentencia en la Audiencia Provincial de Cáceres, la joven, de 19 años y que era menor cuando sucedieron los hechos, narró el calvario que sufrió en su propia casa cuando su madre se iba a trabajar. Antonio N. V., de 48, aprovechaba la ausencia para someter supuestamente a la joven a "tocamientos" que derivaron meses después en una violación tras forzarla en el sofá del salón.

La versión del acusado fue calificada como "totalmente surrealista y sin cualquier tipo de lógica" por el fiscal, que propuso una pena de 12 años por un delito de agresión sexual y tres más por otro continuado de abusos sexuales. La defensa del supuesto violador solicitó la absolución al estimar que su presunta víctima consintió las relaciones con la pareja de su madre desde marzo del 2003 hasta julio del 2006.

Fue su novio, al que después conoció en diciembre y que también compareció ayer en el juicio, quien la animó a que presentara la denuncia ante la policía. Ni su madre ni su padre biológico, separados, conocían que durante esos tres años se estuviesen cometiendo los presuntos abusos. Solo una prima, también con 17 años, supo desde el primer momento qué estaba pasando. Abatida y llorando tras su declaración, la madre, en tratamiento por depresión, explicó cómo, tras tener conocimiento de los hechos por su hija, echó de casa al supuesto agresor con el que llevaba conviviendo 13 años. "Me dijo entonces que la niña tenía unas tetas muy ricas y que ella le buscaba".

La narración del acusado, por momentos inconexa y totalmente contraria a la de su víctima, llegó a incluir afirmaciones tales como que la menor le "provocaba" al masturbarse delante de él. "Me sentía coaccionado por ella. Se me tiraba encima y me toqueteaba", aseguró para argumentar que fue ella la que "abusó" de él. Antonio N. V. negó en todo momento que la forzara y que introdujera alguno de sus dedos en la vagina de la joven, como reconoció ella después entre sollozos. La última reforma del Código Penal, en el 2003, contempla como un delito de agresión sexual la introducción de miembros corporales en los genitales femeninos.

MAS INTENTOS Aunque esta situación solo se produjo supuestamente una vez, la joven afirmó que lo intentó "en cuatro o cinco ocasiones más" cuando su madre no estaba en casa. En los meses anteriores a la denuncia, dijo que tuvo incluso que cerrar la puerta de su habitación por "miedo" a que entrara. El acusado negó también que hubiera invitado a la joven a ver películas pornográficas con él, una situación que ella sí admitió que se produjo en ocasiones.

En sus conclusiones definitivas, el fiscal explicó cómo el imputado fue aumentando el grado de sus presuntos abusos durante esos tres años hasta llegar a una violación. Primero lo hizo con tocamientos encima y dentro de la ropa, en pechos, piernas y clítoris. El último paso en esta escalada fue inmovilizar a la joven en el salón de su casa para violarla. Ella aseguró que las agresiones no se prolongaban durante mucho tiempo, ya que él dejaba de abusar "porque se ponía nerviosa y lloraba".