"No queremos más víctimas inocentes, no queremos más muertes injustas. Entre todos es posible, sólo es cuestión de concienciarnos". Coke Bermejo, relaciones públicas de la discoteca Versus, puso voz al manifiesto que los hosteleros cacereños redactaron ayer para rendir el último homenaje a Alejandro Clemente Ríos. El lugar en el que dos noches antes yacía el cuerpo sin vida del joven de 19 años, estudiante de 2º de Derecho, se convirtió en un altar de flores y velas que recordaban su memoria.

La madre de Alejandro, tíos, hermanos, primos, amigos, el subdelegado del Gobierno, Fernando Solís, el concejal socialista Juan Antonio Dionisio, el presidente de la Agrupación Vecinal, Miguel Salazar, empresarios de hostelería de la zona... así hasta sumar varios centenares de personas se congregaron silenciosamente en la plaza de Albatros y guardaron al menos 15 minutos de silencio.

Desde las ocho de la noche de ayer el centro cacereño de la movida nocturna por excelencia se convirtió en un reguero de personas que portaban flores y velas. Las depositaban en el rincón de las escaleras que conectan Albatros con la calle Doctor Fleming, donde también se colgó el manifiesto y un mensaje de pésame a la familia firmado por los hosteleros.

A las diez de la noche se leyó la misiva. La convocatoria la habían organizado los empresarios de La Madrila. Cansados de que se les relacione con "altercados, peleas y hasta por asesinatos", anunciaron que la próxima semana iniciarán una campaña que tendrá como lema Diversión sin violencia .

"Nuestro manifiesto es un homenaje que no deberíamos estar haciendo y que no nos gustaría tener que volver a repetir nunca más por nadie. Disfrutemos de nuestra ciudad, sigamos presumiendo de ser una sociedad civil y cuerda... y presumamos también del ocio nocturno cacereño", decían los hosteleros, que todavía se preguntan: ¿En qué cabeza cabe que para salir de marcha haya que llevar un arma guardada?".

Horas antes, a las once, centenares de personas abarrotaban el tanatorio San Pedro de Alcántara para despedir a Alejandro y a su padre, Genaro, fallecido de un infarto al enterarse de la fatídica noticia del fallecimiento de su hijo. Al sepelio acudieron la delegada del Gobierno, Carmen Pereira, el subdelegado, y se trasladaron dotaciones de la policía y la Guardia Civil.

Indignación, tristeza y emoción contenida se mezclaron en un día en que Cáceres aún seguía conmocionada por la sinrazón. El lunes, la Facultad de Derecho también recordará con un homenaje a Alex, ese joven pacífico y alegre al que sus amigos llamaban Presi .