Es el único de los grandes edificios del poblado minero que falta por rehabilitar (además de todas las viviendas, muchas ya desaparecidas). Durante las reformas del Embarcadero y el Garaje 2.0 se plasmaron algunas propuestas para este peculiar recinto, como la creación en su interior de un centro de divulgación de la arqueología industrial y minera. De hecho, el proyecto llegó a estar redactado por el ayuntamiento cacereño hace cinco años y pendiente de ser presentado ante el Ministerio de Cultura, a la espera de que llegara la declaración de Bien de Interés Cultural.

Esta protección se concedió en mayo de 2011 por parte de la Junta de Extremadura. El poblado minero entró en el listado de las casi 300 joyas patrimoniales de especial relevancia en la comunidad autónoma, con multas de hasta 1,2 millones por daños. Pero también llegó la crisis. El expolio y el abandono no cesaron en la zona. Prueba de ello es este edificio, cuyo perfil simboliza como ningún otro el pasado industrial que una vez tuvo Cáceres, pero que se deteriora a pasos agigantados junto a las vías del ferrocarril.