Insultos, pitidos y mucho desconcierto. Diana Alba, una madre cacereña, se vio el miércoles por la noche metida de lleno en este escenario cuando se dispuso a regresar a casa después de pasar unas horas con sus hijas y unas amigas en la feria aprovechando las atracciones a mitad de precio del ya tradicional Día del Niño.

La entrada al ferial había transcurrido con normalidad. Diana aparcó su Opel Vectra sin excesivos problemas, pese a la gran cantidad de público que se concentró en el recinto. Pero el regreso fue "desesperante". Eran las 22.30 cuando subió al vehículo. "A esa hora --dice-- ya se veían cuatro carriles llenos de coches".

Desde la primera portada de la feria, donde había aparcado, hasta el cruce del Ceres Golf transcurrió casi una hora. "La gente estaba muy cabreada. Fue catastrófico, sobre todo teniendo en cuenta que una cosa que debería ser tan sencilla acabó complicándose".

La sufridora conductora comenta que hubo muchas personas "que se desconcertaron porque veían cómo la policía nos desviaba por diferentes caminos. Fue horroroso".

La desesperación se apoderó de Diana cuando su Opel Vectra sufrió "un calentón" e insiste: "Estuvimos mucho tiempo parados y el coche se resintió. Nos olía a quemado por todos sitios". Dice que en Ceres Golf "la gente se colaba al estilo de los taxistas de Madrid: sacas el morro y te metes". Cuando llegó a su casa en Cánovas había pasado hora y media.