La comisión de Urbanismo tiene previsto celebrar esta mañana su tercera reunión extraordinaria en menos de dos semanas. Sobre su mesa está la adaptación del futuro plan de urbanismo a las correcciones que la Consejería de Fomento planteó hace cinco meses. La comisión tendrá que reajustar las planificaciones a la baja, lo que está por decidir es hasta dónde se llega en ese recorte, para cumplir con lo que planteó la consejería y que el nuevo plan general pueda aprobarse definitivamente. Una de las decisiones que depende de este documento es la futura ordenación de la Montaña, que no tiene una incidencia destacada en cuanto a los usos, dado que no se podrá edificar (solo se deja construir viviendas en los bordes de San Marquino), pero sí sobre la titularidad de los terrenos.

El colectivo de propietarios que participa en la Asociación de la Umbría y la Solana de la Montaña presentó en mayo en el registro del ayuntamiento y de la Junta una memoria en la que se argumenta que no haya modificaciones en las previsiones que el nuevo plan general prevé para la Montaña. El plan califica como sistema general para espacios libres una superficie de 157,6 hectáreas de la Montaña y las vincula a nuevos suelos urbanizables (130 a futuros sectores para viviendas calificados de prioridad I y 27 a los de prioridad II). Esto se hace así para que el consistorio logre la propiedad de las 157 hectáreas, que quedarían como zonas verdes de titularidad pública, y se pueda compensar a sus actuales propietarios con edificabilidad en las nuevas zonas donde se podrán levantar edificios y de cuyos aprovechamientos lucrativos participarían. Este mismo proceso se planifica para lograr más sistemas generales en otras zonas (ver infografía). Parte de estos sistemas se podrían ver afectados por los reajustes que deberá decidir la comisión.

En la memoria se argumenta que los recortes que se puedan introducir en el nuevo plan general solamente deberían afectar en último término a las planificaciones de prioridad I, dado que cuando se decidió su calificación como tal se tuvo que hacer en base a una secuencia lógica y argumentada sobre las previsiones de crecimiento de la ciudad, por lo que no tendría sentido que ese recorte se prorratease entre las tres prioridades que establece el plan.

Otro argumento que se ofrece es que la Montaña está mejor situada respecto a la ciudad y a su centro histórico que la Sierrilla (la otra gran zona donde se obtiene suelo para sistemas generales de espacios libres), que se está ante terrenos cuya titularidad no ha variado en años (indicándose que en la Sierrilla sí se han dado varios cambios de titularidad entre particulares) y que el propio plan considera la Montaña como enclave prioritario al incorporarla con 130 hectáreas entre las previsiones de desarrollo de prioridad I.

También se apunta que el objetivo del nuevo plan general de urbanismo no es solo la protección de este enclave, que ahora es suelo no urbanizable, sino que con su vinculación a los nuevos sectores urbanizables se pueda obtener su propiedad por parte del ayuntamiento y que se destine a parque natural para actividades de ocio, cuyo mantenimiento por el consistorio sería "mínimo o inexistente", según se indica en la memoria en una alusión a lo que se especifica en el plan general.