Innovaron el concepto de la superficie comercial cacereña hace casi 20 años y tuvieron su corto momento de gloria mientras duró la novedad, pero nunca llegaron a triunfar del todo. Las galerías comerciales Cánovas, en la avenida de España; El Descubrimiento, en la avenida de Alemania; o la de Antonio Hurtado no han logrado convertirse en los grandes focos comerciales que se preveían.

Aunque la galería Cánovas ha tenido mejor trayectoria y actualmente está en fase de remontada, principalmente por su estratégica ubicación y las continuas iniciativas promovidas por sus dueños, el hecho es que la supervivencia de las tres superficies se ha mantenido siempre en la cuerda floja.

Precios baratos

Los motivos principales son los altos costes de mantenimiento comunitario y la incapacidad de aunar criterios en cuestiones que afectan a toda la galería. "No hay estatutos porque somos dueños particulares y eso dificulta a veces que nos pongamos de acuerdo", reconoce Jesús Alviz, de la peletería Liberty (Cánovas) y vicepresidente de la comunidad.

Estos centros mantienen actualmente muchos de sus locales cerrados, en venta o en alquiler, y a precios muy asequibles comparando el mercado. "Sin embargo, la gente no los quiere porque no funcionan", opina Toñi Aceituno, de Inmobiliaria Fernández. Nada que ver con el centro Ruta de la Plata, donde se pagan hoy hasta 18.000 euros al mes por el alquiler de un local de 180 metros.

Cánovas en alza

Propietarios de la galería Cánovas optaron hace un tiempo --en su peor momento, hace diez años cuando abrió el Ruta de la Plata--, por alquilar los inmuebles a precios simbólicos de 30 euros al mes.

Superado ese bache y a pesar de que aún tiene media docena de locales vacíos, lo cierto es que este centro empieza a recuperar público. El mejor ejemplo es que algunos comerciantes que abandonaron la galería hace unos años, han decidido volver.

La oficina de Busursa (autobuses urbanos), que expende aquí los bonos mensuales, "atrae a unas 5.000 personas a finales y principios de cada mes", reconoce el propietario del sex-shop Picardías, en la segunda planta.

Para contribuir a mantener esa tendencia, la comunidad de propietarios tiene previsto invertir 54.000 euros en la instalación de un ascensor panorámico (acristalado) que comunica el párking con la planta superior de la galería. El próximo mes comenzarán las obras.

"Todos los años hacemos mejoras, pero es muy caro y no tenemos subvenciones. El ascensor hará más accesible el centro para los carritos de niños, personas mayores o minusválidos", explica Alviz.

A la galería de Antonio Hurtado le vino también Dios a ver con la apertura del supermercado Eroski, que tiene un acceso por esta avenida, lo que ha dado más vida y público al centro. Quizás el futuro de las galerías sea más esperanzador.