Uno más, y ya van muchos. La larga sucesión de cierres en el comercio cacereño (Jabato, Morato, Sederías de Oriente...) tiene un nuevo nombre: Galet. Esta pequeña tienda dedicada a la venta de electrodomésticos, imagen y sonido, creada en los años 60, ha cerrado sus puertas en la llamada esquina de oro , entre Virgen de la Montaña y avenida de España. Han sido dos décadas de lucha con las grandes superficies, que los propietarios han mantenido a base de trabajo y más trabajo. "La historia de siempre", lamentan. En su lugar se instalará ahora otra firma cacereña que emerge con fuerza: Carlo´s Joyero.

"Primero llegaron los hipermercados y después las grandes cadenas especializadas en este sector, que venden incluso por debajo de nuestros costos. Nos hemos mantenido personalizando el servicio, acudiendo a casa del cliente todas las veces necesarias, pero es imposible competir con sus precios", explica José Manuel Galet, gerente de la tienda durante 25 años. No obstante, la familia sigue al frente de la empresa de seguridad Tesex, decana en Extremadura, que mantiene una trayectoria creciente desde 1975. Nuevos tiempos, nuevos negocios.

San Antón, 1961

La tienda fue fundada por el padre de la saga, Cipriano Galet (fallecido en el 2002), que hace medio siglo ejercía como funcionario en la Diputación Provincial. Comenzó a estudiar radio por las tardes y decidió abrir un pequeño taller de reparaciones en la calle Parras. Tres años más tarde ya montaba sus propios receptores con pilas de petaca y vendió el primero por 625 pesetas. Tras integrarse en el holding de venta de electrodomésticos de Eusebio González y abrir hasta cinco sucursales en Cáceres con 280 trabajadores, decidió ponerse por su cuenta y en 1961 fundó la primera tienda Galet en San Antón. Un año después el negocio se trasladó al edificio Norba, donde ha permanecido hasta ahora.

El modelo de hogar cambió y los cacereños comenzaron a llenarlo de electrodomésticos. La familia Galet facilitó miles de letras a 100 pesetas para hacer posible esta auténtica revolución. Llegaron las lavadoras automáticas, y las mujeres pedían demostraciones en sus casas porque no se lo creían. Llegaron los televisores en blanco y negro, y Galet instaló el primero al obispo Llopis Ivorra, regalo de una feligresa que por entonces se gastó 132.000 pesetas. Llegaron los primeros frigoríficos que funcionaban a base de hielo --una empresa se encargaba de distribuir barras a domicilio-- y después los eléctricos, conocidos por todos como frigider . Después llegaron los vídeos, las cadenas de música, los microondas y los móviles, pero también la férrea competencia de las grandes superficies.

"Las pequeñas tiendas familiares e independientes no pueden sobrevivir en el sector. El cliente tiene otra filosofía de compra, quiere grandes metros de exposición, otro concepto...", señala José Manuel Galet, hoy centrado e ilusionado con su negocio de seguridad. El relevo lo tomará en apenas quince días la empresa Carlo´s Joyeros, que abrirá en la esquina de oro su tercera tienda. Como mínimo, será uno de los escaparates más vistos de la ciudad.