"Hemos corrido un serio peligro todos los que vivimos en este bloque, pero hemos tenido suerte". Es el comentario de los vecinos del número 3 de la céntrica calle Doctor Fleming, donde el pasado miércoles un brasero de butano mal apagado produjo un escape de gas que causó la intoxicación de una mujer de 67 años.

El susto aún no ha pasado, aunque saben que han tenido mucha suerte y que el destino ha jugado a su favor. Así lo reconocen al recordar la tragedia que sólo tres días antes se había vivido en el albergue de Todolella (Castellón), en el que un escape de gas causó la muerte de 18 personas. "A nosotros nos podía haber ocurrido lo mismo, o haberse producido una explosión con terribles consecuencias, pero por suerte algunos advertimos el fuerte olor a gas y los bomberos pudieron actuar a tiempo", comenta una vecina.

Todo ocurrió sobre las ocho y media de la tarde del pasado miércoles. En la escalera izquierda del bloque número 3 de la calle Doctor Fleming "el olor a gas se hacía insoportable" y una de las vecinas decidió dar la voz de alarma.

"Olía a gas en toda la escalera y era tan fuerte que mareaba, por lo que decidimos avisar al 112". De forma rápida llegaron al lugar una ambulancia y dotaciones de la Policía Local y los bomberos, que detectaron que el escape de gas procedía del primer piso.

"Los bomberos nos advirtieron que no encendiéramos ni las luces y ellos accedieron a la vivienda iluminándose con las de sus cascos". En el interior su inquilina, una mujer de 67 años, apareció por el pasillo presentando claros síntomas de mareo y un fuerte dolor de cabeza, causados por un brasero de butano que se encontraba mal apagado, con el sistema abierto, pero sin llama. Fue trasladada de forma urgente a un centro sanitario, donde se recuperó y pocas horas después recibió el alta.

Causa desconocida

El piso en el que ocurrió el escape, el 1º derecha, escalera izquierda, del bloque número 3 de Doctor Fleming, está normalmente vacío. El único hijo de su inquilina se encuentra en Tarragona y ella, por problemas de salud, en una residencia de Alcuéscar. Pero acompañada de un familiar se desplazó a Cáceres a hacer unas gestiones y con la idea de volver a la residencia en el día. Finalmente no lo hizo. Decidió quedarse en casa, donde, por causas que se desconocen, se produjo la fuga de gas que pudo costarle la vida.

Gracias a la voz de alarma de los vecinos ya se encuentra recuperada y, de nuevo, en la residencia en la que está internada, pero en el bloque donde ocurrió el escape de gas aún no han olvidado. "Ha estado en juego la vida de muchas personas, pues si no llegamos a detectar el olor podíamos haber salido volando".