Cuando oigo estas noticias por la radio, o contemplo las imágenes por televisión, no tengo más remedio que sentir esas sensaciones por las que uno se avergüenza de su condición de pertenecer a esta especie, y me viene a la cabeza el tema de la columna semanal aunque ya otras veces haya hablado de ello. La noticia saltó a los teletipos el 4 de abril pasado, setenta y dos civiles: hombres, mujeres y niños han muerto por un presunto ataque con gas sarín en la terrible guerra de Siria. Rápidamente se busca a los culpables y se descubre quienes han sido. ¡Pero eso no basta¡ hay que hacer algo más. Además ¿quién me asegura que no ha habido otros ataques? Algunas ONGs de la zona dicen que se producen más de los que conocemos. Ya van siete años de guerra en Siria, se calcula en unos trescientos mil los muertos (un tercio civiles) y muchos millones de desplazados. El mes de marzo de 2017 está siendo el más trágico de la contienda en víctimas civiles.

Desde que en la primera guerra mundial comenzó a utilizarse esta terrible arma de destrucción, su utilización no ha dejado de producirse. Se tuvo que esperar hasta 1993 para que todos los países, en un acuerdo supongo histórico y muy celebrado, se comprometieran a no utilizarlas y a destruir los arsenales de las mismas. Pero me pregunto ¿De qué le ha servido todo esto a los fallecidos de hace unos días? Además este arma tan letal, es muy barata, y de muy fácil producción, incluso parece que puede se elaborada en cualquiera de los laboratorios de ciencias naturales de nuestros institutos de secundaria o bachiller. El Consejo de Seguridad de Naciones Unidas se reunirá seguro rápidamente convocado por las potencias occidentales, discutirán, hablarán sobre el tema, se repetirán los argumentos tantas veces escuchados y se llegará a algunos acuerdos de condena cuando se tenga claro a los culpables, pero algún país (de los que pueden) vetará la resolución y hasta aquí hemos llegado. ¿No se puede hacer algo más? Como seguro que la política impide llegar a otras soluciones, porque la estabilidad en la zona requiere un equilibrio en la toma de decisiones, las medias se quedarán en pura cosmética sin llegar al fondo de la cuestión, nos quedaremos contentos, hasta que vuelva a producirse otra noticia parecida.