La Sala de Armas será la joya del recorrido que desde esta misma semana se podrá realizar por uno de los más importantes palacios de la ciudad monumental cacereña. En el interior del Palacio de los Golfines de Abajo se ultiman los preparativos para abrir el próximo jueves sus puertas al mundo como un espacio museístico que mostrará los entresijos de la vida en estas casas-palacio. La de los Golfines de Abajo data del siglo XV y es uno de los pocos ejemplos en España en los que se conserva la configuración original. La Fundación Tatiana Pérez de Guzmán el Bueno, que gestiona el inmenso patrimonio de la familia a la que pertenece el palacio, lleva dos años trabajando en la próxima apertura de este espacio, por expreso deseo de su fundadora, doña Tatiana Pérez de Guzmán el Bueno y Seebacher, que falleció en 2012, cuando se daban los primeros pasos de esta apuesta que ha contado con 300.000 euros de presupuesto y que ha estado coordinada por un equipo de expertos de la Universidad de Extremadura.

Ubicada en la planta baja del palacio, la Sala de Armas y su antesala son los espacios más antiguos del edificio que se conservan. Destaca en su interior la profusa ornamentación que decora los muros y que permaneció durante décadas oculta bajo capas de cal. Vio la luz hace once años gracias a la cuidada restauración que se llevó a cabo en esta zona del palacio durante seis meses, a lo largo del 2004.

La existencia de estos frescos fue descubierta de forma casual, durante una actuación de mejora en el palacio. En el transcurso de la misma restauración, se intervino también en la cubierta de madera policromada de esta sala. Además se aprovechó para devolver la sala a su estado original, abriendo los vanos que había a ambos lados y que habían sido cegados.

PROFUSA ORNAMENTACION La Sala de Armas del palacio de los Golfines de Abajo se ha convertido tras esa intervención en un espacio singular por el buen estado de conservación de su decoración original, en la que se desarrolla un programa diseñado para exhibir la situación privilegiada del camarero y de su esposa, y para legitimar la memoria familiar a través de una galería de retratos que recoge a los ocho primeros miembros de la dinastía de los Golfines, establecida en Cácerres en el siglo XIV.

La estancia tiene planta rectangular, con puertas de acceso en el centro de sus dos lados menores que comunican con sendas antecámaras. En todo su perímetro se conserva un zócalo monócromo de color rojo, sobre el que destaca un friso decorativo rematado por una crestería de tradición gótica. En la zona superior de la sala se sucede una banda ocupada por los escudos con las armas familiares. Esta zona es la que cobra más importancia, por representarse las armas de los Golfines y las de sus mujeres. Junto a ellos, una larga inscripción recorre toda la sala indicando que fue realizada por el último camarero de la reina Isabel la Católica. Rematando la intensa ornamentación de la sala hay una cubierta de madera en la que sobresale decoración policromada.