Fue una protesta de lo más familiar y cívica, con niños correteando entre los manifestantes y solidaridad con los conductores, a los que dejaban paso cuando la marcha obstaculizaba algún vial. Pero los ánimos sí estaban caldeados por las deficiencias, y los vecinos no paraban de pitar con sus silbatos y de agitar pancartas reivindicativas. El residencial Gredos, construido en La Mejostilla al amparo de la Ley del Kilómetro, se echó ayer a la calle para pedir más atención ante "el abandono y la dejadez" que, según sus residentes, muestran el ayuntamiento y la promotora Urvicasa desde que el barrio comenzó a habitarse en el 2002.

Instalaciones deportivas construidas pero cerradas, columpios precintados, jardines deteriorados, acerados provisionales en los accesos, un transporte público deficiente, calzadas embarradas... Al grito Residencial Gredos también existe y nos gusta vivir aquí, ¡soluciones ya! , los 150 vecinos que aproximadamente acudieron a la protesta fueron enumerando todas sus quejas desde el inicio de la marcha, en el edificio social de la barriada, hasta su finalización en Montesol. "No queremos ser cacereños de segunda con impuestos de primera, pedimos los mismos servicios, ni más ni menos", subrayó el portavoz vecinal, Víctor José Martín.

El residencial está formado por más de 600 viviendas, la mayoría unifamiliares, y todavía no ha sido recepcionado por el ayuntamiento, de modo que buena parte de su mantenimiento corresponde a Urvicasa. Esta circunstancia, y el hecho de que todo el entorno se encuentre en obras, son las razones que alegan los concejales para explicar la situación de Gredos. "Nosotros necesitamos soluciones ya. No parece lógico que 4 años después sigamos sin acera de entrada y que los espacios se estén abandonando. Los políticos dicen que se arreglará, pero pedimos hechos concretos", señaló el portavoz.

PLAZOS REALES "Lo que solicitamos es que las cosas se hagan bien y que nos comuniquen los plazos reales", agregó un responsable vecinal. "Pagamos impuestos por un barrio acabado, y no lo está", matizó un residente. "Por ejemplo, una persona discapacitada ni siquiera podría salir de aquí", apuntó un tercero. "Los niños todavía juegan al balón en la carretera", denunció otro.

Las quejas son varias. El parque tiene barro por doquier, columpios precintados hace meses y vegetación deteriorada. "Hasta dos tramos del muro se han caído por la lluvia y ni siquiera se ha vallado", relataron ayer. La acera de entrada es provisional y la calzada está llena de barro por los camiones de las obras aledañas. Además, la apertura del ramal con la ronda norte se retrasó un año y temen que ocurra lo mismo con el de Mejostilla 1, casi finalizado hace meses.

El malestar también se deriva de los largos retrasos que acumula la línea 9. "Van a introducir un tercer autobús, pero ampliarán el recorrido hasta Macondo, de modo que no será una solución", auguró el portavoz. También recordó los problemas de limpieza y seguridad debido a las gamberradas de un grupo de jóvenes en portales, comercios, jardines y pistas (ultimadas hace meses pero aún sin inaugurar).

Finalmente critican el reparto del edificio social del barrio. "Nos habilitarán una sede en un cuarto pequeño e interior, pero otros colectivos de la ciudad tendrán amplios espacios. ¿Por qué no podemos compartir los salones y estancias?", inquirieron.

La asociación espera "un compromiso real de las autoridades y Urvicasa", y realizará una nueva protesta desde Cánovas al ayuntamiento el próximo 3 de febrero si no hay avances.