Entre ocho y doce personas, hombre y mujeres, procedentes de diversos ámbitos marginales matan el tiempo a diario en treinta metros cuadrados del parque Calvo Sotelo, unas veces sin generar problemas y otras causando verdaderos altercados. De hecho, este grupo ha protagonizado más de medio centenar de intervenciones policiales en lo que va de año por agresiones entre ellos, molestar a los viandantes o a los empresarios de la zona y por comportamientos indecorosos, según los datos que figuran en los partes de incidencias que elabora a diario la Jefatura de la Policía Local.

La vigilancia policial a la que está sometido el parque desde el verano sólo ha servido para mantener bajo control la situación, pero sin resolverla definitivamente ni eliminar los incidentes. El ayuntamiento se propone ahora abordar el asunto con una nueva estrategia y tratará de buscar una solución de forma coordinada entre las concejalías de Seguridad Ciudadana y Asuntos Sociales.

El concejal de Seguridad, Santos Parra, confirmó a este diario que la próxima semana está prevista una reunión con su colega de Asuntos Sociales, Basilia Pizarro, para iniciar el estudio en común del problema y "arbitrar otras medidas alternativas", explicó. "La presencia policial les disuade un poco de montar jaleo, pero es insuficiente", aseguró Parra. Así, la intención es buscar una vía para la rehabilitación y recuperación de estas personas. Algunos son alcohólicos crónicos y es precisamente este problema con la bebida la que genera parte de los incidentes, de los que se han quejado incesantemente los vecinos.

LOS SUCESOS MAS GRAVES Solo desde el mes de agosto a noviembre, en cuatro meses, la policía ha tenido que intervenir en 28 incidentes protagonizados por este grupo de personas. Agosto fue el mes más conflictivo, con 13 intervenciones.

Uno de los sucesos más graves ocurrió el 31 de octubre cuando uno de los individuos del grupo arrojó a la cara de un policía el contenido de un bote de disolvente que estaba inhalando al serle requerido. El agente tuvo que ser atendido en un centro sanitario. El 24 de agosto otro de los llamados indigentes de Calvo Sotelo agredió a un empleado de Tambo en Alfonso IX tras un intento de robo en el establecimiento comercial. El 5 de septiembre, dos de estos individuos fueron trasladados a Comisaría tras insultar e intentar agredir a los agentes de la policía local.

Por el suceso del disolvente, el autor ya ha sido condenado a pagar una multa, "sin embargo no vale de nada porque son insolventes", señaló el edil.

En agosto, uno de estos altercados llevó a que las administraciones expresaran sus buenas intenciones para abordar el problema, aunque la única medida real que se puso en marcha fue el dispositivo policial. Desde entonces, la vigilancia se ha intensificado y es casi permanente en este punto de la ciudad bien por una pareja de la Unidad de Mediación Social o de la Operativa.

La situación "no es fácil", según apuntó Santos Parra, porque cualquier medida rehabilitadora requiere "la voluntariedad de estas personas", que quieran someterse a ella. Por ello, lo primero será estudiar "qué tipos de medidas podemos diseñar" y luego ponerlas en marcha. Parra reconoció que la labor policial y judicial es "insuficiente", de ahí la necesidad de adoptar una vía alternativa.