De un voto de confianza a no cogerle ni el teléfono. Guadalupe Iglesias, una de las líderes vecinales más veteranas de esta ciudad, lanza un grito contra el ayuntamiento y pide que la escuchen: su sede se cae y nadie hace nada por remediarlo.

--Llevaba usted mucho tiempo sin salir en los papeles...

--Había dado un voto de confianza al gobierno del ayuntamiento, pero ahora estamos muy decepcionados.

--¿Decepcionados?

--Sí, ese es nuestro sentimiento. Antes, Carmen Heras, cuando estaba en la oposición, nos cogía el teléfono, ahora ni una vez lo coge y nunca nos ha recibido. Pensamos que la gota ha colmado el vaso.

--¿A qué se refiere?

--Básicamente a la situación deplorable e insostenible en la que se encuentra la sede de nuestra asociación de vecinos. Este asunto no es nuevo, lo llevamos denunciando hace años, pero ahora con las lluvias tan fuertes que han caído el techo se ha venido abajo y nos entra el agua a chorros. La uralita se ha roto, la cubierta no da más de sí, lo que ha ocasionado balsas, hay goteras, hay humedades por todos lados.

--Vamos, que esto es insalubre...

--Pensamos que sí. De aquí dentro salen ratas y culebras (las vecinas María Pérez y Angelita Yagüe lo corroboran). Los cristales de la puerta de entrada los han roto. Ahora compartimos estas salas con los jardineros. El otro día unos vecinos quisieron celebrar aquí una reunión, les dije que bajo su responsabilidad, que desde luego nosotros no podíamos hacernos responsables de nada porque aquí entra alguien y está expuesto a que ocurra una desgracia.

--¿Pero qué ha pasado?

--Que se lo han dejado ir. Cuando llegó el nuevo equipo de gobierno al ayuntamiento avisamos. Carmen Lillo, concejala de Participación Ciudadana, se llevó las llaves de una puerta, dijo que se las llevaba porque pensaba venir con Miguel López, el concejal de Obras, para arreglarlo. "Guadalupe, no te preocupes, el miércoles vamos", me dijeron entonces. Pasó aquel miércoles y contestaron: "Guadalupe, no te preocupes, el miércoles que viene vamos". Pasó ese otro miércoles y aseguraron: "Guadalupe, no te...", vamos que me cansé de esperar todos los miércoles. Han pasado dos años, siguen con las llaves y aquí no ha venido nadie.

--Pero se están haciendo cosas en Aldea Moret...

--Sí, se están haciendo algunas cosas pero aún quedan otras muchas por hacer. Me refiero a la iluminación en el barrio de las Palomas, en la Abundancia, a la mejora de los acerados, a problemas sociales que siguen existiendo en los bloques. Me refiero a la falta de seguridad, a la Policía Nacional la vemos patrullar, a la local no la he visto y el cuartelillo ahí está, que no lo veo nunca abierto.

--Bueno, pero les han quitado el Bloque C...

--Yo lo veo ahí.

--¿Qué quiere decir?

--Aunque Marcelina Elviro ha hecho una buena labor porque se las ha visto y se las ha deseado, lo cierto es que se mete gente cuando les da la gana, aunque luego los echen. Deberían tirarlo.

--Van a hacer un geriátrico...

--¡Pero si debajo están los pozos!, eso les va a costar una fortuna. Que lo tiren, que hagan un parque, es lo que quiere el barrio. Pero no un parque como en el Cerro de los Pinos que no ves ni bancos, ni pinos, ni flores, que está como estaba.

--¿Y la Junta?

--A Guillermo Fernández Vara lo quiero mucho, pero echo de menos que nos escuche, echo de menos aquel cuaderno que decía tener y en el que anotaba las caras de todos nosotros.

--¿Y el PP?

--Elena Nevado viene por aquí. A Monago ni lo conocemos. Eso sí, cuando estaba Saponi nos llamaban para todo a las asociaciones, nos tenían como un perico. Creo que las autoridades deberían escucharnos. Y si no, acabaremos yendo al Sálvame a cascarlo todo (concluye entre risas).