La guía de Cáceres de la colección Ciudades con encanto ya está en las librerías. Cuesta 19.90 euros. Lo más importante es que se ha publicado. Pertenece a una colección prestigiosa editada por un grupo poderoso y con una distribución que la llevará a la última librería del país. Los textos son de Javier Prieto y las fotografías de diferentes archivos y de Rafael Delgado y Alberto Martín.

El libro comienza con una magnífica recopilación de datos: días de lluvia (64), de heladas (8), despejados (118), horas de sol (2.890). Especifica que Cáceres es el término municipal más grande de España (1.768 kilómetros cuadrados) y que cuenta con 89.300 habitantes más 15.000 estudiantes.

Repasa después las zonas verdes de la ciudad destacando lo que no aparece en otras guías: las esculturas del parque del Príncipe, el agua en el Rodeo y el parque del Padre Pacífico y la vegetación de Cánovas. Algunos textos introductorios son bastante complacientes sobre la modernidad, la tranquilidad y demás lugares comunes.

Contentar al patrón

No se desliza el menor pero a la conservación de la parte antigua ni se encuentra la menor crítica a nada. Pero todo esto se comprende: en la guía aparece una relación de patrocinadores y hay que contentarlos. No estamos ante una obra tan irónica e independiente como las guías del Routard , por ejemplo.

El resumen histórico es bastante bueno: sucinto, claro y exhaustivo. Sólo se omite la importancia de la implantación de la Audiencia, aunque luego se subsana esta laguna en las páginas 98-99 al hablar del palacio que la alberga. Otras carencias: no se habla de la plaza de toros ni se menciona el parque intramuros del Olivar de la Judería.

A cambio, hay fotos muy bellas que nos descubren rincones despreciados de tan vistos: la ermita del Vaquero con la torre de Caleros al fondo o la entrada a la plaza Mayor por la calle Paneras. Otro detalle a destacar es que los autores se han fijado en el encanto del museo-casa árabe Yusuf Alborch y de él son algunas de las más bellas fotos.

Hay una nómina de personajes locales en la que se destaca algo que sorprenderá a los lectores foráneos: un cacereño llamado Juan Solano compuso el Porrompompero y la copla A tu vera . Falta, como siempre, el gran Gómez Becerra, personaje capital en la historia de la ciudad feliz .

El capítulo dedicado a la Ruta de la Plata es demasiado generalista, con tufillo a compromiso. Después llega el meollo de la guía, los capítulos dedicados a recorrer la ciudad monumental. Los planos son sositos, sólo hay una infografía interesante y faltan composiciones en tres dimensiones que sí aparecen en otras guías semejantes.

A cambio, se incorporan las últimas investigaciones históricas y las fotos permiten disfrutar del encanto del viejo casco cacereño. Destaca, por ejemplo, la belleza menospreciada de los patios interiores cacereños, que nada tienen que envidiar a otros de más fama.

Es muy entretenido el capítulo dedicado a las leyendas, donde se recogen algunas no muy conocidas como la de los Solís o los Maldonado. Original es la selección de literatos: Pedro Romero de Mendoza y Miguel Serrano Gutiérrez. En los capítulos siguientes se recogen escapadas fuera de la ciudad (como siempre se omite Alcántara), rodajes de cine en Cáceres, fiestas y festivales y hasta la saeta cacereña.

La guía práctica está actualizada: aparece el bus a la Montaña. Los autores se asombran del bajo precio del párking de Obispo Galarza, se lucen recomendando el tren turístico y aciertan alabando las visitas guiadas a la parte antigua.

Le quitan una estrella al hotel Meliá, sobra el desaparecido restaurante Abito, faltan Oquendo, Mesura y Chez Manou, aciertan recomendando el Potosí y, lamentablemente, no incluyen, como otras guías, planos que sitúen los bares, los restaurantes y los pubs.