La gripe no tiene tratamiento, por ello los especialistas indican que lo único que se puede hacer es tener más reposo, dormir más horas, abrigarse, beber bastantes líquidos (aproximadamente dos o tres litros al día), sobre todo zumos ácidos, porque como son ricos en vitamina C siempre ayudan a la recuperación, y, por supuesto, no fumar.

Si se tienen problemas de congestión nasal se recomiendan lavados de agua con sal, y para los problemas de dolor de garganta gargaras con un preparado de infusión de manzanilla, miel y limón.

Cuando hay fiebre, dolor o malestar general se puede tomar paracetamol --la aspirina no es recomendable porque en algunos pacientes está contraindicada y en otros casos tiene ciertos efectos secundarios--, pero nunca antibióticos, porque éstos no acortan el tiempo de evolución del proceso.

También se recomienda que tengan cuidado con los antigripales aquellas personas que tengan alguna patología o enfermedad importante, pues en algunos casos la composición de los antigripales puede ser nociva. Por ello se aconseja que quienes sospechen tener un proceso gripal, sean mayores de 65 años y tengan una enfermedad ya conocida, como una diabetes, una insuficiencia renal, una bronquitis o enfermedades de corazón, acudan al médico. Para el resto, como la gente joven o normalmente sana, basta con las medidas generales citadas y el paracetamol.