Nadie les ha comunicado aún oficialmente que deben abandonar el puesto que ocupan desde hace más de una década en el Mercado Municipal Dehesa de los Caballos. Pero ayer conocieron el anuncio municipal a través de los medios de comunicación y las reacciones se sucedían. "Han dejado que el mercado fuera muriendo poco a poco, lo han abandonado y ahora resulta más costoso hacer el arreglo que llevar a cabo una reforma", lamentaba un empleado desde el mostrador de la carnicería Ventura Martín. El no quería dar su nombre; otros no querían ni hablar, aunque el malestar y la incertidumbre eran palpables en medio de un recinto vacío.

Incertidumbre porque el concejal de Desarrollo Local, Miguel López, comunicó el lunes en comisión la decisión de clausurar temporalmente el mercado de la Dehesa de los Caballos, debido a que los informes de los técnicos municipales advertían de que el recinto no reunía las condiciones higiénicosanitarias necesarias para la actividad que desarrollan. Malestar porque la medida les afecta a ellos, que son algunos de los siete asentadores (6 carnicerías y 1 pescadería) que ocupan un tercio de los 20 posibles puestos del recinto.

"Muchos no se han ocupado porque no lo han permitido, ya que sabemos que hay fruteros que han intentado instalarse aquí", se quejaba Nicolás Montero, que se enfrenta a un nuevo traslado que teme que sea definitivo. El anterior fue el del mercado sobre el que se levantó el párking de Obispo Galarza. "Entonces nos dieron la opción de ir al de Ronda del Carmen o venir a este", recordaba. Ahora tienen la misma opción de Ronda del Carmen --temporal, porque según anunció López la pretensión del ayuntamiento es "mejorar el inmueble para continuar dándole utilidad"-- aunque ninguno de ellos se la plantea. "Oficialmente no sabemos nada y queremos acordar entre nosotros qué vamos a hacer", insistía Montero

Los problemas

Los afectados reconocen que al menos dos de las cuatro cámaras destinadas a almacenar la carne presentan problemas de humedades y desperfectos en los suelos en el revestimiento de su interior. "Pero el veterinario que nos pasa todos los meses los controles de puntos críticos siempre ha declarado nuestros productos aptos para el consumo", afirmó uno de los carniceros del mercado, Carlos Rufo, para evitar cualquier duda sobre la calidad del producto. En su caso propone que la reforma se lleve a cabo sin que tengan que abandonar el recinto, trasladándoles provisionalmente a los locales de la parte de abajo fuera de uso. "Ya nos llevaron engañados una vez del mercado anterior --en Obispo Galarza-- y no quiero que ahora suceda lo mismo", criticaba.