"Mi casa es antigua, con goteras y está en malas condiciones. Vivimos mi mujer, mi hijo y yo. Pero no tenemos dinero para otra cosa porque yo estoy en paro y mi mujer no tiene trabajo". La historia de Javier Márquez Holgado, a quien pertenecen estas palabras, puede trasladarse a los cerca de cuatro millones de desempleados que hay en estos momentos en España. Sin embargo, a la impotencia por no poder dar a su familia el hogar que se merece, se une el sentimiento de indignación. Y es que Holgado ha querido quejarse a través de este diario de que hay viviendas sociales vacías y, en cambio, la administración regional no le concede una a su familia.

El tiene datos concretos. Asegura que en Valdefuentes, su pueblo de toda la vida, se adjudicó una vivienda en 2007 a un propietario que "nunca --dice-- ha ocupado esa casa". "Las ventanas siempre están cerradas. Nunca he visto entrar a nadie allí. Es más he pedido los recibos y me han confirmado que lleva 15 meses sin pagar la comunidad", continúa enojado.

Denuncia a la Junta

El caso de las viviendas sociales que no llegan a ocuparse está a la orden del día, pero pocas veces llegan a ver la luz situaciones concretas como la que plantea este vecino de Valdefuentes, que, animado por sus circunstancias económicas y dificultades familiares, está dispuesto a llegar hasta el final. De hecho, en marzo de 2009 envió una carta a la dirección general de Vivienda de la Junta de Extremadura en la que expuso los detalles que para él confirman que esta vivienda está vacía. Pero aún no ha recibido respuesta. Y lo que es peor, tampoco tiene noticias de que la administración le conceda una casa "digna" a su familia.

La actual vivienda de Javier Márquez tiene humedades y goteras en las paredes, pero su presupuesto no le llega para arreglarlo: "mi hijo tiene un año y siempre está enfermo porque la humedad hace que siempre haga frío en casa", cuenta. Esta situación de desamparo llegará a su culmen cuando dentro de unos meses se le acabe la ayuda por el desempleo, por la que cobra 490 euros al mes: "no nos llega para vivir en condiciones normales", dice Javier Márquez. Más aún porque tiene que pagar el préstamo de un coche que se compró, 150 euros por el alquiler de la casa en la que viven, más los recibos de la luz, el agua y el gas. Esta familia tampoco cuenta con el respaldo de sus padres porque ninguno --excepto el padre de su mujer, Tamara Isabel Durán-- tiene trabajo.

"Estoy decepcionado. Llevo dos meses buscando trabajo sin encontrar nada y encima te encuentras con que hay casas vacías mientras nosotros vivimos en una que está en condiciones pésimas. Está claro que esa casa la necesitamos más nosotros que ese señor. Pero la administración ni nos contesta ni nos ampara", concluye.