"¿Cómo voy a pedirle a un obrero que levante un tabique si yo no lo sé hacer? Por eso he querido empezar desde abajo, como peón". Así opina Alvaro Bravo, un joven de 26 años que trabaja para la empresa Progemisa. Es el mejor ejemplo de que en la construcción hay personal con formación y con ganas de convertirse en profesionales cualificados. Alvaro ha completado el ciclo superior de FP de Desarrollo y Aplicación de Proyectos de Construcción, que le permite ejercer de delineante y encargado de obra. También ha aprobado el curso de gruísta. "Pero es mejor comenzar como peón, ir aprendiendo poco a poco las técnicas, la maquinaria, los nuevos aparatos, para convertirme con el tiempo en un buen encargado de obra, me encantaría", confiesa. Lo suyo es pura vocación: "Tengo un tío aparejador y desde niño lo veía con los planos. Siempre quise hacer lo mismo".