Sonia Santos y José Luis Ortega se acercan con paso decidido al ascensor que debe conducirles a la que vivienda que ayer ya era oficialmente de su propiedad. "Supongo que es este. Creo que es el 2ºB", dice ella mirando la tarjeta que cuelga del juego de llaves que acaban de entregarles, para cerciorarse de que está en lo cierto. Han llegado por separado al edificio situado entre las calles Transhumancia y La Calzada, en Casa Plata, y en el que piensan iniciar una vida en común, y se les nota contentos aunque nerviosos, como reconocen que se sienten. Por eso titubean al salir del ascensor hasta que localizan la puerta de su casa, que está abierta.

La joven vuelve a mirar la etiqueta de las llaves y es la primera en acceder al interior. Lo hace con paso vacilante aunque lo suficientemente firme como para desaparecer en alguna estancia, mientras él trata de conectar la luz sin éxito. Mira al techo y repara en que no hay bombilla, solo cables colgando donde un día habrá una lámpara. Se ríe.

Nunca pensaron que fueran a conseguir una de las viviendas del plan 60.000. Por eso sellaron los visados en las tres promotoras que tenían proyectos en marcha. "Y hemos tenido mucha suerte. Porque hemos conseguido una vivienda a un buen precio. Porque en el sorteo pudimos elegir uno de los pisos que nos gustaban. Ahora ya tenemos los cimientos de nuestra familia", explica la joven tras recorrer todas las dependencias de la casa --salón, cocina con terraza, tres habitaciones y dos cuartos de baño--. Asegura que en una vivienda de renta libre hubieran tenido que destinar uno de los dos sueldos a pagar la hipoteca. José Luis (28 años) trabaja como técnico de Obras en el ayuntamiento de Alcuéscar, aunque vive en Cáceres, mientras que Sonia (30 años) es profesora de educación Infantil en un centro de Guadalupe.

Igual que de alquiler

Ahora viven por separado, cada uno en un piso de alquiler por los que pagan cada mes 340 euros --180 él por una habitación en Cáceres y 160 ella por un piso en Guadalupe--. Según los cálculos que han hecho, la mensualidad de hipoteca que pagarán será similar a lo que ahora paga él por una habitación. Por eso "ya tenemos la cama comprada, así que en cuanto esté montada la cocina me traslado aquí", afirma él, que espera poder llevarlo a cabo antes de diciembre.

"Yo disfrutaré menos la casa porque solo viviré aquí los fines de semana, pero al menos tengo ya mi casa, y puedo ir colocándola poco a poco para que esté lista para agosto del 2009 que nos casamos", anuncia ella y explica que esa misma tarde ha quedado con la empresa que les montará la cocina para tomar las medidas. "El modelo ya lo tengo elegido hace tiempo", afirma. Hoy, además de la cama, ya tienen las medida la cocina. Están un paso más cerca de que la vivienda sea, además, su casa.