Salvo sorpresa inesperada de ultimísima hora, Carmen Heras anunciará su intención de seguir liderando la labor de oposición socialista en el Ayuntamiento de Cáceres y, aunque el tema no esté aún encima de la mesa, todo apunta a que no descarta aspirar a ser cabeza de cartel del PSOE cacereño en las elecciones municipales del 2007. La decisión puede entenderse, obviamente, como un desafío a la directiva que tomó el mando de la agrupación local del partido el pasado día 28 de octubre, con Emilia Guijarro a la cabeza.

Tras días de intensa reflexión y múltiples conversaciones con personas de dentro y fuera del partido, Heras ha comunicado a su entorno que seguirá y que no hay vuelta atrás. Se siente apoyada por Rodríguez Ibarra y, lo que es más importante, por la práctica totalidad del grupo municipal socialista (sólo tres de los once concejales parecen haberle dado la espalda en mayor o menor medida). Su entorno ha hecho piña y opina que Guijarro & Cia --grupo heterogéneo integrado por federiquistas, relegados por Ibarra e históricos del socialismo local apartados de la primera línea política por Heras y descontentos por el rumbo tomado por ésta-- pueden desmoronarse en cuanto sople un ligero viento en contra.

Además, Heras valora que tiene a su favor el aval de las urnas. En su primera cita electoral, en el 2003, perdió con José María Saponi, es cierto, pero logró más votos que ningún otro candidato socialista en Cáceres desde el inicio de la democracia. ¿Qué ocurriría en el 2007, con una Heras más experimentada y más conocida, para bien y para mal, por los cacereños? Esa es la segunda oportunidad que busca.

Quienes conocen a Emilia Guijarro aseguran, por su parte, que su intención última debe ser la misma que la de Heras, y esa no es otra que disputar la alcaldía al PP en el 2007. Está legitimada para ello, tras vencer a la portavoz municipal con un margen de 13 votos en el reciente proceso de renovación de la agrupación local socialista.

Es sabido que la secretaria local del PSOE y directora provincial de Educación se siente llamada para más altas responsabilidades desde hace tiempo. En el 2003 estuvo en las quinielas para dirigir la Consejería de Bienestar Social, pero Ibarra respondió apostando por una advenediza como Leonor Flores. Fue un órdago del presidente a un sector del socialismo cacereño que ahora, a su vez, ha querido pasarle factura. De la misma forma, tras la llegada de Rodríguez Zapatero a la Moncloa, muchos quisieron que Guijarro aterrizara como subdelegada del Gobierno en Cáceres, incluso cuando ya se había decidido que fuera Fernando Solís y no ella el llamado a ocupar ese cargo de responsabilidad.

Guijarro al final se quedó en el departamento de Educación, desde donde ha programado su salto al ruedo municipal.

En este escenario de bicefalia, el duelo Guijarro-Heras está servido de nuevo. La engañosa calma chicha de las últimas semanas ha incubado, como era inevitable, una previsible tormenta de consecuencias impronosticables. Ante todo, el PSOE no debería perder de vista que lo que el cacereño espera de él es que recupere la paz interna.

En su momento, será la agrupación local la que decidirá quién encabezará la lista municipal para los comicios del 2007. Hay tres años por delante y en política ya se sabe... Tiempo al tiempo.