Ramón, el hermano de Tamara Simón, la mujer que supuestamente mató su marido hace dos años al arrojarla en marcha desde una furgoneta en la A-66 en Cáceres, aseguró ayer que la joven, de 22 años, sufrió durante años golpes, maltrato y amenazas y «vivía en un infierno». Durante la segunda sesión del juicio, que se celebra en Madrid. el testigo relatóque Tamara volvió a la casa de su familia en varias ocasiones cuando se peleaba con su marido.

«Esos sucesos eran muy frecuentes. Tamara me contó en muy pocas ocasiones lo que le pasaba porque estaba con gente. Una vez, estando en Navalmoral de la Mata, yo la veía triste y me dijo que fuéramos al servicio. Allí me enseñó la pierna todo amoratonada y me dijo que mirara lo que le había hecho su marido Jesús porque el niño le había dado la noche. De la desazón me fui a Madrid», manifestó.

Preguntado por uno de los abogados por qué en ese momento no denunció los hechos en comisaría, Ramón esgrimió que no lo hicieron porque «en las familias gitanas nunca había pasado esto» y que, según las leyes gitanas, está mal visto denunciar. Aunque a continuación reconoció que «tenían que haberlo hecho».

«Nosotros le decíamos que no volviera con él, pero Tamara siempre decía que le iba a dar una nueva oportunidad. Yo no soy partidario de que romper las relaciones, pero en este caso le pedía que le dejara porque era un demonio y le había dado muchas palizas. Nosotros, los gitanos, aceptamos que es ella la que tiene que dar el paso», dijo el hermano, haciendo referencia a que Tamara había abandonado en varias ocasiones a su marido pero siempre volvía con él.

El acusado sostiene que fue ella quien se tiró de la furgoneta en marcha. Fiscalía cree que la tiró y le dio golpes en la cabeza contra el asfalto. Se enfrenta a una petición de 20 años de cárcel.