Misión cumplida a medias para la expedición de seis alpinistas extremeños que viajaron el pasado 22 de junio a Pakistán para intentar coronar los Gasherbrum, dos de las montañas más altas del mundo cerca del mítico K2 que forman parte del grupo de 14 colosos con más de 8.000 metros.

Con la satisfacción de haberlo intentado y con las condiciones meteorológicas como principal adversario, los escaladores relataron ayer los detalles de su aventura en un país tercermundista marcado por el enfrentamiento con La India por el territorio de Cachemira. A muy pocos de la conflictiva frontera entre ambos países estuvieron los extremeños. El placentino Paco Briongos y el pacense Santiago Martín lograron la proeza de alcanzar el primer objetivo en la cordillera del Karakorum a la impresionante altitud de 8.035 metros, el decimotercero más alto del mundo. El ataque una semana después al segundo de 8.067 fue en vano.

Pero poco importa el fin del camino cuando se ha logrado subir por él. Kake Rovira, de 41 años, que ayer ejerció de portavoz de sus compañeros para agradecer el apoyo de Caja Duero y de otros patrocinadores, resumió con una frase su experiencia: "El monte es una adicción". Unas secuelas de congelación le dejaron fuera de combate.

A Santiago Martín la vivencia de coronar un ochomil le dejó exhausto: "No tenía fuerzas para nada. Solo tienes ganas de descansar, lo pasé regular y apenas me pude poner de pie. El paisaje es algo irreal porque ves tantísimas montañas y, todo tan acumulado, que pierdes las referencias cercanas".

De cara al futuro, estos héroes anónimos no descartan volver a intentarlo, aunque tienen claro que el colectivo será clave: "El reto era difícil y es un éxito para el alpinismo extremeño". Otra cima del mundo les espera.