Cáceres ha dado a lo largo de la historia muchos nombres ilustres, pero sólo treinta están reconocidos como tal. Son los treinta nombres que figuran en la lista de hijos predilectos y adoptivos de Cáceres, un elenco controvertido que ha provocado más de un rifirrafe político. De hecho, al menos 8 no figuran en la sala dedicada a honores y distinciones del museo municipal, sólo están 22.

El próximo mes se espera que el ayuntamiento tome una decisión sobre el último candidato a engrosar este listado: el otorrino Benjamín García, cuyo expediente está en trámite. Pero, ¿quiénes aparecen en esa lista ilustre ?. Por supuesto, no están todos los que son ni son todos los que están. El repertorio tiene sus nombres polémicos, como el del general Franco o Blas Piñar, y otros muy queridos como el obispo Llopis Ivorra o el exfutbolista Manolo Sánchez, aunque quizás muchos echen en falta el nombre de otros que hicieron tanto o más que estos pero nadie les propuso.

La democracia marcó un antes y un después significativos en la concesión de estos títulos, que se rigen por un reglamento municipal de honores y distinciones modificado en el 2003. Desde 1893 --fecha del primer título concedido del que se tiene constancia, otorgado al general Ezponda y Mina-- hasta 1976, un año después de la muerte de Franco, se otorgaron trece reconocimientos de hijos adoptivos --no nacidos en Cáceres--, todos ellos a políticos, militares o miembro de la Iglesia.

Tras la instauración de la democracia, el espectro de nombramientos se abre a la sociedad. De hecho, en el último cuarto de siglo sólo un político, Valeriano Hornero, ostenta el honor de ser hijo adoptivo de Cáceres. La lista la engalanan deportistas, científicos o personajes populares.

Políticos y militares

Los rostros de la etapa predemocrática que tienen un hueco en el museo municipal como hijos adoptivos son:

Federico Ezponda y Morell (1893), general que dirigió el envío de tropas y la guarnición para la ciudad --lo que dio origen al actual CIMOV--.

Gabriel Cebriá Torrent (1959). General de división.

Manuel Llopis Ivorra (1961). Medalla de oro también de la ciudad. Fue obispo y promotor de la barriada de su nombre.

Blas Piñar López (1961), el ultraderechista reconocido entonces como director del Instituto de Cultura Hispánica.

Fernando Suárez de Tangil (1954), conde de Vallellano. Se le concedió la distinción como ministro de Obras Públicas desde 1951 a 1956. Fue amigo de Gil Robles.

José de Linos Lage (1965). Además de hijo adoptivo, también se le concedió la medalla de oro como teniente general del cuartel cacereño. Fue capitán de la guarnición de Cáceres y piedra angular del Movimiento en Cáceres con el capitán Luna. Ambos acompañaron a Franco en Cáceres cuando fue proclamado caudillo.

Miguel Angel García Lomas (1967). Director general de Arquitectura.

José Luis Moris Marrodán (1967). No sólo es hijo adoptivo cacereño sino concejal honorario. Su nombramiento se le concedio como director general de Administración local.

Gregorio Marañón Moya (1967). Director del Instituto de Cultura Hispánica, un organismo creado por el franquismo para fortalecer las relaciones con los países de habla hispana.

Gratiliano Nieto y Gallo (16 de diciembre de 1968).

Federico Trillo Figueroa y Vázquez (1970). Gobernador civil de Cáceres de 1967 a 1969 y padre del exministro de Defensa.

Alfonso Rodríguez Cullel (1975). Coronel que estuvo al frente del Campamento de Instrucción de Reclutas (CIR) a partir de 1964.

Valentín Gutiérrez Durán (1976). Gobernador civil de Cáceres desde 1969 a 1976.

De este periodo, también son los nombramientos de otros siete hijos adoptivos que no aparecen en la sala del museo municipal: los gobernadores civiles y militares Manuel Alvarez, Fernando Vázquez y Antonio Rueda Sánchez Malo, el comandante José Luna Meléndez (conocido como capitán Luna), Virgilio Oñate Gil, el ministro de Franco Torcuato Fernández-Miranda y Florencio Pérez Embid.

Deporte, artes y ciencias

Con la llegada de la democracia, el aperturismo desembarcó en todas las instancias sociales y políticas. El cambio en la elección de los hijos adoptivos y predilectos de Cáceres fue una muestra de ello. Deportistas y personalidades del mundo del arte o la ciencia entraron a formar parte de los hijos distinguidos de la ciudad aparcando a políticos y militares. Por orden de nombramiento, fueron:

Enrique Jiménez Mendoza (1984). Hijo predilecto. Conocido como Enrique El Cojo. Bailaor y profesor de Cristina Hoyos. Nació en Cáceres aunque se crió en Sevilla.

Juan Esteban Solano Pedrero (1984). Hijo predilecto. Conocido como maestro Solano. Compositor y músico.

Manuel Sánchez Delgado (1991). Hijo predilecto. Exfutbolista del Cacereño y el Atlético de Madrid.

Juan Carlos Holgado (1992). Hijo predilecto. Arquero campeón olímpico de 1992.

Carlos Callejo Serrano (1993). Se le nombró hijo adoptivo por su labor como divulgador de la historia y la arqueología cacereña.

Ricardo Senabre Sempere (1997). También hijo adoptivo. Fue profesor del colegio universario de Cáceres y uno de los promotores de la creación de la Universidad de Extremadura. Actualmente es catedrático de la Universidad de Salamanca.

José Luis Franco Valle (2001). El humorista Franquete tiene el honor de ser hijo predilecto de la ciudad.

Teresa Macías Nevado (2001). Conocida como La Navera. Tiene sólo una distinción por su labor y aportación de toda una vida dedicada a la saeta cacreña.

Javier Sánchez Franco (2002). Exjugador de fútbol sala tiene es hijo predilecto.

Valeriano Hornero Moreno (2003). Su nombramiento como hijo adoptivo se le concedió como concejal cacereño (del PP) y como director durante años del instituto Hernández Pacheco.