El cáncer de próstata es una de las muchas afecciones tumorales que hay en los varones, pero no es la única y no todas son malignas. La próstata es una glándula situada debajo de la vejiga, que tiene la misión de capacitar y vehiculizar a los espermatozoides. A partir de los 50 años y, debido probablemente a influjos hormonales, cierta parte de la próstata se puede diferenciar con un crecimiento anormal, originando el adenoma de próstata, conocido también como hiperplasia o hipertrofia.

No es un cáncer

"La hiperplasia de próstata es una afección benigna que no tiene ninguna relación con el cáncer de próstata", indica el urólogo, Antonio García, que recalca que "son dos enfermedades diferentes y que vienen de dos núcleos distintos de la próstata".

La hiperplasia de próstata es una enfermedad que se origina en la zona que se conoce como 'transicional' de la próstata, mientras que el cáncer se ubica en la zona más periférica. La primera tiene un crecimiento benigno, que no se transforma, por "lo que los pacientes no tienen que tener miedo a que una hiperplasia pueda degenerar en un cáncer", advierte el especialista. Pero "sí deben tener el mismo miedo que todo el mundo a que, teniendo una hiperplasia, aparezca también un cáncer", subraya.

De hecho, aunque se opere a esa persona de la hiperplasia, es posible que en otro momento de su vida aparezca un cáncer "y eso mucha gente no lo entiende", lamenta el facultativo.

En los casos de hiperplasia benigna no se quita la próstata, sino solo el bulto, para que el paciente mejore y no tenga problemas al orinar. Pero en el resto de la glándula se puede originar en otro momento un cáncer, que no tendrá ninguna relación con esa hiperplasia.