No es que el Carnaval de Cáceres haya estado de capa caída en los últimos tiempos, «es que durante cuatro años se ha convertido en uno de los peores fines de semana, porque la gente se iba en desbandada a otros lugares». Así lo explica David Vivas, uno de los hosteleros más veteranos de la Madrila (propietario de Barroco y La Regenta). Sin embargo, el año pasado comenzó a percibirse un cambio y para éste «hay otra inquietud, la gente parece mucho más animada», afirma. La misma sensación se extiende por otras zonas de la noche cacereña, alentadas por la ampliación del horario hasta las 5.00 tras el fiasco del pasado año. La Madrila está preparando los locales y los disfraces de su personal, y Pizarro lanza una campaña conjunta con fiestas y otras propuestas.

Cáceres inicia su Carnaval el próximo viernes con la Fiesta de las Lavanderas, y lo cierra el domingo con una cita infantil y paella en la carpa municipal de la plaza Mayor, una instalación que también refleja el impulso que se le quiere dar a la cita ya que tendrá casi el doble de tamaño que la del 2016, con 850 metros cuadrados. Además, habrá barra y diversos contenidos.

«Lo de la carpa nos parece perfecto, mucha gente no está por la labor de irse y se quieren quedar en Cáceres, el año pasado ya notamos más público y los locales --en referencia a La Madrila-- vamos a tener una ambientación especial», anuncia David Vivas. «Queremos fomentar el Carnaval desde el jueves para que merezca la pena buscarse un disfraz y meterse en el ambiente», indica.

Los 18 negocios de Pizarro también han creado un cartel de homenaje al entierro de la sardina. Tendrán animación de calle, fiestas temáticas en los locales, concursos de disfraces y otras citas en colaboración con las marcas proveedoras. También están a la espera de que el ayuntamiento les conceda la restricción del tráfico en las horas de más público. «Llevamos ya cuatro años apostando unidos por el Carnaval», recuerda Agustín Nieto, propietario de Belleartes y Bulevar, situados en esta zona, además de Underclub (antiguo Acuario).

No obstante, Pizarro tendrá muy cerca la carpa de la plaza Mayor y lamenta que no se igualen las condiciones. «A los negocios que cumplimos todo el año con la normativa y los impuestos nos obligan a controlar que no beba nadie en la calle, hemos tenido que contratar porteros, pero de repente ponen una carpa en plena calle con bebidas y es legal», lamenta Agustín Nieto, resumiendo el malestar de Pizarro.

En la plaza Mayor, Emilio Rey, propietario de El Pato, todo un clásico, considera «extraordinario» el aumento del horario hasta las 5.00 y espera que el Carnaval gane más ambiente, como testigo privilegiado que fue de su mejor época. Eso sí, insta a que la carpa tenga sus aseos «porque al final nos comprometen a los demás locales a permitir el paso de sus clientes a nuestros servicios».