"Era su mayor ilusión". José Antonio Pulido, el empresario fallecido ayer mientras inspeccionaba las obras del futuro hotel Albarrajena, visitaba con frecuencia el lugar donde ocurrió el accidente. No en vano, tenía la intención de seguir viviendo en el inmueble cuando abriese sus puertas al público. Muchos le recordarán atendiendo en la terraza del pub La Caballeriza, junto al futuro hotel en la calle Pizarro, uno de los locales nocturnos de referencia de la movida cacereña en los 90. Pero ahora soñaba con transformar un antiguo caserón en un establecimiento hotelero con encanto y vistas a los jardines del que fue su pub. Ayer sus amigos deseaban que el proyecto siga adelante para que José Antonio cumpla su sueño.