Un grupo de hosteleros ha iniciado con propuestas el debate social del ocio. La principal es que se flexibilice la ordenanza en algunas cuestiones que consideran que se matizan "en exceso" en el nuevo texto, como las dimensiones mínimas que deben tener los locales para acogerse a determinadas licencias, como la de café concierto (100 metros cuadrados). Piden que la ordenanza no establezca un mínimo de metros cuadrados y proponen que se estudie cada caso y se establezca un aforo máximo en función de las dimensiones del local. La propuesta la formularon el martes en el encuentro informal que mantuvieron por la tarde, y al que se sumó la concejala de Dinamización, María José Casado. Esta les advirtió de la imposibilidad de materializar esta propuesta.

"Podemos ser flexibles, pero no se puede hace una ordenanza para cada establecimiento y los aforos se escapan a nuestro control. No podemos tener a una persona en la puerta de cada local contando a los que entran", afirmó la edil, y explicó que los límites que establece la ordenanza responden a "cuestiones de seguridad de las que no podemos abstraernos".

También hablaron en esa reunión de los requisitos de insonorización que establece la nueva normativa, más estrictos puesto que detalla, no solo el aislamiento que debe tener cada establecimiento en función de su actividad, sino otros dispositivos que deberán instalar para evitar que salgan los ruidos al exterior. "Algunos hosteleros tendrán que acometer pequeñas reformas para cumplir con las exigencias de insonorización", señaló la concejala.

MAS VIGILANCIA Los hosteleros que el martes se reunieron con Casado aplauden estas medidas pero piden que se complementen con otras medidas al margen del nuevo texto, que regulen también el ocio en el exterior. Concretamente piden que se intensifique la vigilancia policial los fines de semana en las zonas de mayor concentración y que se cierre al tráfico --excepto para residentes-- uno de los puntos más conflictivos: la calle Santa Teresa de Jesús (junto a la plaza de Albatros). "Los coches estacionados y con la música puesta son los responsables del ruido en muchas ocasiones", explicó David Vivas, de la sala Barroco. Por su parte proponen suscribir un compromiso para impedir que la gente salga de sus locales con bebidas, con el fin de evitar que permanezcan en la calle tomándolas.

En cuanto al cambio de licencia que muchos locales quieren solicitar para convertirse en café-concierto, estos hosteleros verían con buenos ojos "que se exija un compromiso de que se va a llevar a cabo una programación cultural bajo esa licencia, y que no se aproveche el cambio de licencia para cerrar a las cinco de la mañana", señaló Vivas.

La del martes fue una primera toma de contacto entre este grupo de hosteleros de la plaza Mayor, la ciudad monumental, y la Madrila. "Queremos que se sumen a los próximos encuentros, los propietarios de otros ocales, hagan conciertos o no. Sobre todo de las zonas de la Madrila y la plaza, para que las propuestas cuenten con el mayor consenso posible", señaló Luis García, propietario de El Corral de las Cigüeñas. Por eso van a entablar nuevas reuniones con otros empresarios para elaborar conjuntamente una relación mejoras a incluir en el texto definitivo.

"Somos los primeros interesados en que se ponga solución a todos los problemas del ocio, que podamos trabajar dentro de la legalidad y con el mínimo de molestias", explicó García.