Los hosteleros han declarado definitivamente la guerra al ayuntamiento y lo han hecho por la vía legal. Su representante, el conocido abogado cacereño Angel Luis Aparicio, presentará en los próximos días al consistorio una solicitud formal para que éste inicie los trámites de cambios de licencias a los locales que lo soliciten. Entre sus representados hay un buen número de locales de La Madrila, Pizarro y la plaza Mayor, que aspiran a convertirse en cafés-concierto, en unos casos, y en bares especiales, en otros.

Estos cambios de licencia permitirían, especialmente a los cafés-concierto, ampliar hasta una hora más su horario de cierre, algo que les equipararía a las terrazas del recinto hípico. Aparicio, en declaraciones a este periódico, confirmó que ese cambio de licencia vendría avalado por unos principios de seguridad e insonorización de los locales.

La petición de los hosteleros no es nueva. En abril recurrieron a los servicios de Aparicio, que desde entonces ha buscado, a través del diálogo, una solución. Sin embargo, la construcción de la pista de verano del ferial ha airado a los empresarios. La tesis del letrado es la siguiente: si en noviembre el consistorio fue flexible en la aplicación de la ley y concedió cambios de licencia en zonas saturadas, ahora puede hacer lo mismo.

A LOS TRIBUNALES

Si el ayuntamiento no acepta, Aparicio recurrirá a la vía de lo contencioso administrativo para denunciar la actividad del hípico. El letrado se pregunta si existe la documentación necesaria legal para la apertura de esos negocios, si cuentan con todas las licencias que determina la ley, qué criterios ha tenido el consistorio para la cesión de un terreno público y si existe un proyecto de medición de impacto ambiental por ruidos aprobado por la Junta de Extremadura.

Aparicio insiste en que tendría que haberse realizado un concurso. Recuerda que mientras "unos hacen cajas de más de 6.000 euros, otros las hacen de 100". Considera que hay que unificar horarios y que quien ha puesto en marcha la iniciativa del hípico parece "un descerebrado que ha privilegiado a una élite empresarial". Aparicio dice que los hosteleros sólo buscan "defender el derecho de su actividad sin ruido ni molestias".