Si rectificar es de sabios, como dice el refrán, los propietarios del restaurante cacereño Atrio y los arquitectos madrileños Emilio Tuñón y Luis Mansilla lo son. Al menos, es lo que han hecho con su diseño del hotel Relais & Chateaux proyectado en la plaza de San Mateo, tirando a la papelera el contestado cubo ideado al principio y redibujando un modelo menos transgresor con el patrimonio, como se pedía desde todos los ámbitos, y que contaría ya con el beneplácito del propio alcalde, según ha podido saber este diario.

La decisión "no es en absoluto frecuente" entre arquitectos que ya tienen un nombre, como son estos dos madrileños, y por ello tiene más mérito, según hace ver Antonio Campesino, catedrático de Urbanismo y el que fuera portavoz de la plataforma ciudadana contra el primer diseño. Sorprendido pero contento por el cambio de rumbo, Campesino aplaude la intención de abordar la actuación como una rehabilitación de los dos edificios, "que era lo que pedíamos", sin alterar la tipología de la plaza.

Un gesto de "agradecer"

Campesino calificó ayer el cambio de "muy lógico" y "muy profesional" porque "no se han cerrado en banda", planteando ahora un diseño que "encaja con el respeto al pasado y a la plaza". Es un gesto de "agradecer", concluyó. También, el hecho de que se presente a los ciudadanos en un acto público, un detalle del que adoleció la anterior iniciativa.

No es el único que ve con buenos ojos la nueva propuesta. La concejala de Turismo, Cristina Leirachá, a preguntas de este diario valoró ayer la idea de "estupenda" e "importante" para la proyección de la ciudad. Reconoció que el anterior diseño era "excesivamente agresivo". "Que hayan hecho esa reflexión, que hayan tenido en cuenta la opinión de los ciudadanos, es altamente positivo", consideró.

Detrás de la decisión de seguir adelante con el proyecto variando su diseño hay también una cuestión puramente práctica: "Sería un poco de loco dejar aparcada esta importante operación dada su inversión", apuntó Campesino. Son casi 10 millones los que están en juego.

El proyecto de Atrio de abrir un hotel de superlujo tiene ya más de dos años, desde que a principios del 2004 José Polo y Toño Pérez adquirieron la vieja casona en el antiguo solar de los Ulloa. La puerta principal da a la calle Ancha, pero la edificación llega hasta la calle Olmos.

En octubre de ese año ya se informaba públicamente de ello con la entrada de la Sociedad de Fomento Industrial de Extremadura (Sofiex) en la operación como socio inversor. Esta entidad, empresa pública de la Junta, participaría con la cesión de la antigua sede de los Servicios Económicos en la calle Conde y el 49% de la inversión. Ibarra y Saponi bendijeron la iniciativa.

Hasta entonces sólo se veían las siete estrellas que sumaba Atrio a Cáceres, dos Michelín del restaurante y cinco que tendría el hotel. Pero el colectivo Adenex difundió las primeras imágenes del cubo que se alzaría junto a la iglesia de San Mateo, y todo cambió. Nació la plataforma ciudadana en defensa de la parte antigua, 10.000 personas firmaron contra el diseño"ilegal" y la discordia saltó incluso a las páginas de los periódicos nacionales (El País , ABC o El Mundo ) e internacionales (The Guardian ).

Con todo el aire soplando en contra, los políticos se echaron para atrás y acabaron por decir no . Todo ese capítulo ha quedado cerrado. Atrio empieza de cero. Su objetivo: colocar a Cáceres en el mapa turístico, como ha hecho ya con su restaurante. El aire parece soplar ahora más a su favor.