El mismo día en que celebra a su patrón, Cáceres recibe a su patrona, un acontecimiento que va más allá del carácter religioso para convertirse en un gran acto popular y social que reúne en Fuente Concejo a cientos de personas. Nuestra Señora la Virgen de la Montaña, a la que los cacereños rinden culto desde el siglo XVI, saldrá de su santuario a las 18.30 de hoy para iniciar el novenario que, como marca la tradición desde el 3 de mayo de 1641, comienza tras la procesión de bajada de la imagen, de estilo sevillano y tallada en madera de nogal por artista desconocido entre los años 1620-1626.

Horas antes de esa procesión, los miembros de la junta de gobierno de la cofradía de la patrona ya están en el santuario. Tras el almuerzo de huevos fritos con chorizo en el restaurante, en torno a las 17.30 se organizan los turnos de carga de la talla. Hay cuatro escalafones: aspirante, suplente, activo y veterano. El primer paso es entregar las medallas a los hermanos mayores de 65 años, que adquieren la categoría de veteranos y que dejan de ser hermanos de carga activos. Este año son 11. La medalla es igual que la de un hermano de carga, pero se le añade la leyenda de veterano .

Asimismo, se entregan medallas a los hermanos que pasan de suplentes a activos (12 este año). Los suplentes eligen a un padrino --un familiar o un amigo-- que impone la medalla, bendecida por el capellán de la cofradía, Florentino Muñoz, y que acredita su nueva condición.

Igualmente, 16 hermanos aspirantes se convierten este año en suplentes. A estos no se les impone medalla porque usan la que compraron siendo aspirantes y lo único que deben hacer es que un sacerdote la bendiga.

Tras este acto se canta una salve y se organizan los turnos de carga con el reparto de planillos: son cuatro turnos de 30 hermanos --todos ellos menores de 65 años-- que suman los 120 que cargan la talla. La procesión la abre el estandarte: el que le regaló la ciudad en 2006 con motivo del centenario de la declaración del patronazgo canónico de la Virgen sobre la ciudad. Obra de María Jesús Trejo, es blanco, ribeteado en bordados de oro, con una imagen de la talla en el centro sobre la que se lee su título teológico de Madre de la Divina Gracia . Le siguen más de 60 niños que, como el resto de hermanos, llevan túnica azul cielo, capelina, guantes y cinturón blancos, y zapato negro.

La Virgen sale sobre las andas de plata adquiridas en los 60 en un taller sevillano y restauradas en 1999. Luce el manto que le regaló la ciudad por las bodas de plata de su coronación canónica en 1949 (de tisú de plata fina), llevará gladiolos y claveles blancos, rosas y amarillos, y portará la corona de diario que habitualmente exhibe en el camarín. Es circular de plata dorada, réplica de la que el orfebre Félix Granda diseñó en 1924 cuando la patrona fue coronada canónicamente por el cardenal Reig.

La talla la cargan los hermanos, a excepción del tramo del Calvario al Amparo, que la llevan los devotos. En el Amparo, la cofradía hace una ofrenda floral y reza una plegaria. Hasta ahí la procesión es más bien una romería. A su llegada a Concejo adopta carácter oficial.

LA ALCADESA Esta vez, y por vez primera en la historia de la ciudad, una alcaldesa, una mujer, recibirá a la patrona. Acudirán también autoridades civiles, mandos militares y, otro estreno, el del obispo, Francisco Cerro que asistirá junto a los miembros del cabildo. En Concejo, donde esperan cacereños, Carmen Heras hará entrega a la Montaña del bastón de mando de la ciudad como Alcaldesa Honoraria , título que ostenta la patrona durante el novenario.

A partir de ahí la Virgen desfila, al son de El Redoble , por Caleros, calle declarada hermana de honor de la cofradía y hoy engalanada con flores, mantones y romero, funcias y arcos metálicos decorados que ha dispuesto el ayuntamiento; pasa luego por la ermita del Vaquero, donde le cantan Virgen Morenita , y a la altura de Santiago recibe homenajes de la cofradía del Nazareno y los scouts Sant Yago.

En las Cuatro Esquinas la tuna le hace una ofrenda. La Virgen llega a la plaza Mayor y tras las palabras de la alcaldesa y el obispo llega a Santa María (se oyen el Himno de España y la Salve). Arranca el novenario.