De la Ribera del Marco a la cueva de Maltravieso. Es el recorrido que han hecho esta semana los alumnos de los colegios Paideuterion, Cervantes y Donoso Cortes dentro de la actividad ´Dejando Huella´ integrada en la iniciativa ´Entra en el Marco´."La actividad pretende que los niños tomen conciencia del Paleolítico y que conozcan la cueva de Maltravieso y su relación con el Marco", explicaba Mónica García, responsable de la organización. "Queremos que los niños hagan hoy lo que hacían en la cueva los hombres del Paleolítico", añadía.

La formación de los niños se ha desarrollado en las inmediaciones de la cavidad, tras la que pasaban al centro de interpretación, donde recibían más formación en los paneles expositivos y de una recreación de la cueva. Un vídeo les mostraba finalmente el interior de la cueva y recreaciones de cómo dibujaban en sus piedras los pobladores del Paleolítico.

La actividad más esperada para los menores era la que se iniciaba al término del documental: experimentar cómo pintaban y qué materiales usaron los habitantes de la cueva. "Es la mejor parte para ellos porque pueden embadurnarse las manos", explicaba la representante de la organización, y constataba la frenética actividad de los escolares que dejaban sus huellas en un mural y tallaban las pizarras.

¿Por qué no se visita?

"¿Por qué no se puede visitar la cueva?". Es la principal e insistente duda que los menores plantearon a los responsables de Primeros Pobladores que les ´condujeron´ por el yacimiento. "Hay que explicarles que incluso los especialistas solo pueden entrar unos días en la primavera y en grupos reducidos, por el daño que eso puede causar a la cavidad", explicaba Mónica García.

Otra de las curiosidades que han planteado a los expertos de Primeros Pobladores es si había animales en el interior de la cueva. "Les resulta más fácil pensar que los animales estaban dentro, que pensar que los hombres del Paleolítico pintaban de memoria", apuntaba Concepción Trejo, profesora de un grupo del Paideuterion.

Junto a las dudas los escolares plantearon algunas iniciativas --"que se instale un sistema que permita ver desde fuera lo que hay dentro de la cueva", proponían algunos de los menores -- y reprodujeron algunos de sus descubrimientos de la jornada: "Nos han contado que encontraron un cráneo con un agujero en la cueva y que era porque tuvieron que hacerle un agujero por una enfermedad", explicaba Tamara Montero, una de las participantes en la actividad.

"Aún no hemos llegado a la Prehistoria, que la abordamos a final de curso. Pero cuando lo hagamos, la cueva de Maltravieso es uno de los recursos que les enseño", explicaba la docente, que se refería también a una de las cuestiones que más incertidumbre crea entre los menores: el origen de la cueva. "En su cabeza no entra que se haya formado a lo largo de miles de años", explica ante las insistentes dudas de los niños sobre cómo surgió la cueva.

De hecho, para algunos era de 1951 (año en el que se descubrió el yacimiento), mientras que otros se remontan a los 22.000 años que se atribuyen al conjunto simbólico representado en sus paredes. También es cierto que muchos de ellos (como muchos adultos) no conocían la cueva y que solo unos pocos habían estado en la zona con sus padres. En estas jornadas la conocieron y se divirtieron. De resolver las dudas aún tengan, tendrán ocasión en las clases de Historia del tercer trimestre.