El nuevo centro pastoral Jesucristo Resucitado será una realidad en abril de este año. Tras más de dos años de obras, más de 10.000 vecinos del R-66B, el Arco y la Sierrilla podrán disfrutar después de Semana Santa de un templo en el que han primado la funcionalidad y la modernidad. El centro, que no será parroquia ya que dependerá de la de San José, ha supuesto una inversión de 1,5 millones de euros (250 millones de pesetas) para la diócesis en una parcela de 2.400 metros cuadrados cedida por el ayuntamiento entre las calles Islas Filipinas e Isla de Córcega. El proyecto ha corrido a cargo del arquitecto Agustín García.

Para poder salvar el desnivel del terreno, el edificio cuenta con diferentes alturas. En la planta baja de la iglesia, con la entrada principal por Isla de Córcega, se encuentran el despacho parroquial, una capilla con acceso desde la calle y las puertas que dan acceso al templo. En la parte trasera están los salones para reuniones, con amplios espacios al aire libre dentro del recinto religioso.

Las instalaciones disponen además en el sótano de espacios para más salones y un párking con capacidad para 30 plazas. En la parte superior, con entrada por Islas Filipinas, hay dos viviendas para sacerdotes y una terraza.

Espacio multiuso

Pero el atractivo de la iglesia radica en su interior. Con diferentes alturas, la nave central aparece diáfana y sin columnas, con la posibilidad de utilizar el espacio por sectores según las necesidades litúrgicas y para ahorrar gastos. Severiano Rosado, párroco de San José, explica que, a diferencia de otras iglesias antiguas, ésta no será necesario abrirla por completo, ya que se ha construido una capilla adyacente para cultos diarios. Los confesionarios se ha concebido como habitaciones situadas junto al altar.

Este centro pastoral completa el mapa diseñado por la diócesis de Coria-Cáceres de nuevas iglesias en la capital cacereña tras las aperturas en el Vivero, Aldea Moret y la última en Nuevo Cáceres. Rosado, también vicario de Asuntos Económicos, hace hincapié en que la tendencia de ir a misa cerca de casa va a más "porque es cada vez más difícil acceder al centro en coche". Los vecinos del R-66B se unirán pronto a la lista.