El inicio de las vacaciones no resultó ser todo lo placentero que hubiera sido deseable para los pasajeros que el martes cogieron, en la madrileña estación de Atocha, el tren de las 16.24 horas con destino a Cáceres. El convoy llegó a su destino con cuatro horas de retraso, tras una carrera de obstáculos que incluyó varias paradas prolongadas, cambios de trenes e incluso un traslado en autobús y taxi entre el apeadero de Villaluenga y la estación de Torrijos, en Toledo. Los viajeros recogieron firmas durante el trayecto y ayer las entregaron en la estación de ferrocarril cacereña exigiendo responsabilidades por lo sucedido. En todo caso no tendrán derecho a la devolución del importe del billete porque, según explica Renfe, todo se debió a un problema ajeno al propio tren: un incendio próximo a las vías del en la provincia de Toledo, que les obligó a detener el convoy e inició la cadena de retrasos.

Cuando circulaban por la provincia de Toledo, el 112 lanzó el aviso de que la circulación ferroviaria quedaba suprimida temporalmente en ese tramo y debían detenerse en Villaluenga, por la proximidad de un incendio a las vías del tren. Y ahí empezó todo...

La línea de ferrocarril entre Cáceres y Madrid dispone de vía única, lo que supone que los trenes utilizan el mismo trazado para circular en ambos sentidos y por tanto, ante cualquier contingencia hay que reorganizar el paso de los trenes. "Se hizo todo lo posible para evitar el trastorno a los viajeros", indican desde Renfe. Entre esas medidas, señalan los autobuses que se habilitaron en Villaluenga para trasladar a los viajeros o la parada en Monfragüe, para evitar que quienes pasaban por Cáceres tuvieran que ir a Plasencia, y también que los viajeros de Plasencia que esperaban en la estación pudieran coger lo antes posible el tren. En todo caso, Renfe indica que el problema estuvo originado por el incendio y que no es algo imputable a la empresa, por lo que los viajeros no tendrán derecho a la devolución de sus viajes.

POR CARRETERA "Estoy indignado. Esto no sucede ni en un país tercermundista", explicaba ayer Angel González, uno de los pasajeros en el accidentado viaje. Su trayecto comenzó con normalidad, a las 16.24 horas en Madrid, con destino a Cáceres. Pero una hora y media después, a la altura de la localidad toledana de Villaluenga se iniciaron los problemas. El convoy se detuvo en un apeadero que ya no se utiliza. A lo lejos veían un incendio y el revisor del convoy les informó de que el tren se detenía "por seguridad", como consecuencia del fuego. La parada se prolongó más de dos horas y en ese intervalo se iniciaron los trámites para buscar otras alternativas que permitieran a los viajeros continuar el trayecto.

Poco antes de las 20.00 horas llegaron los vehículos que permitirían reanudar el viaje: tres autobuses y un taxi. Cuando llegaron los pasajeros iniciaron el traslado de maletas desde el tren para continuar el camino. "Todo esto con un calor insoportable, más de 40 grados", explica otra de las pasajeras afectadas. Cuando por fin llegan a Torrijos, suben a un nuevo tren con el que continuarían su camino hasta el destino final (además de en Cáceres, paradas programadas en Plasencia y Mérida).

MONFRAG E Pasadas las ocho de la tarde, cuando ya deberían estar en Cáceres los pasajeros que tenían su última parada en esta estación, emprenden el viaje desde Torrijos. La siguiente parada es Navalmoral de la Mata, donde el tren se detiene de nuevo. "Estuvimos más de 45 minutos esperando, según nos dijeron, porque tenía que venir otro conductor", señala Angel González.

A esa altura del viaje, muchos de los pasajeros ya estaban desesperados por los retrasos e incluso se encararon con el personal de Renfe. Solicitaron al revisor una hoja de reclamaciones, pero después iniciaron una recogida de firmas para hacer llegar a la compañía de ferrocarril los problemas del viaje y "exigir responsabilidades", según figura en el escrito que improvisaron para pedir las firmas de los ocupantes del tren, más de un centenar de personas. Mientras comenzaron a pasar las hojas de rúbricas por los seis vagones del convoy, reanudaron el viaje y llegaron a Monfragüe, otra parada no prevista en el itinerario inicial. En este caso de bajaron viajeros que iban en dirección a Plasencia y que continuaron el viaje en autobús y se incorporaron otros pasajeros que habían sido trasladados desde la misma localidad para proseguir su viaje en tren hasta Cáceres. A las 00.05 horas, el convoy entraba en la estación de Cáceres y finalizaba el insólito viaje.