Es psicólogo, sexólogo y terapeuta de pareja y familia. En su consulta de la capital cacereña, Miguel Cordero de Toledo también está notando los efectos de la crisis sobre el ámbito familiar, precisamente por cambios significativos en las actitudes de los ciudadanos. "Ahora vienen más parejas a intentar solucionar sus diferencias, a salvar su matrimonio para seguir juntos, porque no pueden afrontar el futuro por separado. Hay hijos, hay hipotecas... no tienen recursos para vivir de forma independiente", explica este profesional.

Si los problemas se cogen a tiempo, es posible que una pareja pueda reconducir su convivencia, recuperar su acercamiento, pero a veces la petición de ayuda llega tarde o simplemente no hay vuelta atrás. Aun así, se están dando casos de matrimonios que siguen bajo el mismo techo porque no pueden permitirse la separación, "y esa situación implica mucho sufrimiento, es difícil de sobrellevar", indica el psicólogo. Además, todo ello influye en el estado anímico de los hijos, en su rendimiento escolar...

Los enlaces, un lujo

Miguel Cordero de Toledo también vincula la crisis y la caída del poder adquisitivo con el descenso de las bodas. "Los enlaces exigen desembolsos enormes, no puede faltar de nada, y ahora hay menos dinero tanto por parte de los contrayentes como de los propios invitados", subraya. También explica el hecho de que las bodas religiosas sean la mitad de todas las que se celebran en Cáceres, debido a los cambios que está experimentando la sociedad en las últimas décadas. "Los valores han variado, ni siquiera los miembros de familias de tradición cristiana pasan siempre por el altar, no es una tradición a la que se sientan obligados", señala.

Por supuesto, al reducirse las bodas también lo hace el número de nacimientos. Además, las parejas ya consolidadas --casadas o no-- se lo piensan dos veces antes de dar el paso definitivo a la maternidad. "Si no te puedes mantener bien ni siquiera a ti mismo, evidentemente no ves posibilidades de dar a un niño lo que necesita, por eso la gente está demorando ahora la decisión de tener hijos", afirma el psicólogo. En consonancia, a medida que se retrasa la llegada al mercado laboral, se dilata de igual modo la consolidación de un hogar y de una familia.