El desbordamiento de la presa del Guadiloba, que ocurrió la noche del 5 al 6 de noviembre de 1997, se pudo haber evitado, según se asegura en un informe que en 1999 encargó el sindicato CSI-CSIF y que ahora se ha hecho público coincidiendo con el séptimo aniversario de este suceso. En el informe se detalla que el agua no habría rebosado la presa "si las compuertas se hubieran controlado perfectamente" desde que se inició el aguacero.

Esa noche murieron una veintena de vecinos del barrio pacense de Cerro de Reyes a causa del desbordamiento del Rivilla y el Calamón. Lo ocurrido en Cáceres a causa del temporal que afectó a la región no tuvo comparación con el trágico suceso de Badajoz, y lo más grave fue lo que pasó en el pantano del Guadiloba, donde los muros aguantaron la crecida del embalse, evitando que la presa cediese, aunque el agua pasó por encima y por los laterales y se desalojó a residentes de las fincas situadas aguas abajo y en dirección a la carretera de Torrejón y al polígono ganadero.

Según la información que se dio la mañana del día 6, durante esa noche entraron en el pantano 11.000.000.000 de litros (11 hectómetros cúbicos), más de la mitad de la capacidad de embalse del Guadiloba (que puede almacenar hasta 20,4 hectómetros cúbicos) y más de lo que se desembalsa con todas las compuertas, la presa del Guadiloba cuenta con tres, y desagües abiertos.

NIVEL EXTRAORDINARIO En el informe se evalúa que la capacidad de desagüe con el embalse a su máximo nivel extraordinario, que coincide con la cota 360,75 y con la arista más alta de las compuertas, es de 1.016.000.000 de litros a la hora. Además se estima que entre las 21.00 horas del día 5 y las seis de la mañana del día siguiente se podían haber desembalsado 9.140.000.000 de litros. En el informe se calcula que la cantidad de agua que entró en el embalse durante esas nueve horas, que fue cuando más llovió, tuvo que ser inferior a 11.000.000.000 de litros.

En el análisis realizado en el informe se parte de las precipitaciones caídas en Cáceres durante el día 5 y las seis primeras horas del 6, y se apunta que no todo el agua de lluvia fue a parar al embalse del Guadiloba, a pesar de que el nivel de escorrentía fuese elevado a causa de que el terreno ya estaba empapado por la lluvia caída en los días anteriores.

En el informe no se hace un análisis específico de la cuenca del Guadiloba, que es la principal carencia que tiene, pero sí se considera que es "una cifra alejada de la realidad" dar por hecho que más del 90% del agua de lluvia "llegase al pantano a través de los cauces del río y arroyos". En el informe se considera que "para esta cuenca un valor medio puede estar, para lluvias prolongadas e intensas, en un 60%". Y se puntualiza que no puede considerarse "que toda el agua de lluvia de la cuenca llega al mismo tiempo a la cabecera del pantano, sin tener en cuenta los tiempos de concentración".

En el estudio se apunta que el desbordamiento se habría evitado si se hubiesen realizado "correctamente las labores de manipulación de las compuertas y de control de la cota" y si hubiesen estado abiertas "al máximo" desde las 21.00 horas del día 5.

A las 9.00 horas de la mañana del 6 de noviembre de 1997, técnicos de Canal de Isabel II, empresa que gestiona el abastecimiento de agua, explicaron que lo ocurrido esa noche fue excepcional, por todo el agua que entró en el pantano en poco tiempo, y que hacía más de ocho horas que estaban abiertas todas las compuertas, a pesar de estas medidas el agua seguía saltando a esa hora por la presa.