Alberto Carrasco no quería salir en el periódico. No entendía que hacer su trabajo fuera una noticia importante en Cáceres, su ciudad natal. Claro que su trabajo es diseñar aviones, o partes de ellos, y que en el que ha trabajado y sigue haciéndolo es en el mayor avión de pasajeros de la historia: el A380 de Airbus.

Costó convencerle, con su hermana como intermediaria, de que su "pedacito de obra", como él lo llama, merecía también un pedacito de atención de sus paisanos, sobre todo después del bautizo por todo lo alto que había tenido la aeronave en Francia ante los máximos líderes políticos de Europa.

Este joven ingeniero aeronáutico cacereño es así de modesto. Tanto que lo primero que dijo a esta periodista por teléfono es que creía que no era el único cacereño que andaba diseñando Airbus por Madrid, por compañeros de carrera a los que había perdido la pista pero que pensaba podían estar en otras empresas. A renglón seguido, insistió en que él era una ínfima parte de un equipo enorme. De hecho, más de 2.000 personas trabajan sólo en España en el diseño y construcción de este avión y España únicamente participa en el 10% del proyecto.

La barriga del avión

Esa ínfima parte que aporta su cerebro se materializa en la barriga del Airbus. Su trabajo en el modelo que se presentó en Toulouse ha consistido en hacer fabricable la parte inferior del avión que está bajo el ala y que alberga todos los sistemas del avión. "Se trataba de generar la documentación necesaria tanto en papel como digital para la fabricación de paneles de material compuesto de la carena ventral ( Belly Fairing )", explica más técnicamente el propio Carrasco.

Su aportación al superjumbo europeo, como se le ha denominado, no se queda ahí. Dejó la empresa Bóreas-Sener, con la que comenzó en Airbus, y actualmente trabaja para CT Ingenieros, destinado en Airbus-Getafe. Esta empresa realiza un nuevo diseño de un sistema de ventilación del A380 alojado en la carena ventral, fabricado en material compuesto, y que entrará en funcionamiento a partir del quinto avión.

Alberto Carrasco comenzó a trabajar para Airbus en el 2002, un año antes de terminar la carrera en la Universidad Politécnica de Madrid. "Cuando inicié los estudios, era la única universidad donde se podía cursar esta carrera y por eso tuve que abandonar Cáceres", relata.

Después, no olvida que los comienzos en el trabajo fueron duros. "Hubo momentos muy difíciles, de mucha carga de trabajo, muchas prisas y agobio". Pero todo tuvo su recompensa: "Cuando vi el avión, tan impresionante y bonito, me sentí contento de que un pedacito de ese aparato fuera obra mía, aunque no me olvido de que es fruto del esfuerzo conjunto de muchos compañeros y compañeras --en el proyecto actual, su equipo lo forman 11 personas entre personal de diseño, al que él pertenece, y cálculo--".

La suerte del principiante

Tampoco puede evitar un cierto orgullo patriótico por ver cómo un proyecto totalmente europeo "está a la vanguardia y compite directamente con la todopoderosa industria aeronáutica estadounidense". El Airbus A380 se perfila como el competidor del clásico jumbo de Boeing de EEUU.

Por ello, reconoce que "ha sido una gran suerte" que su primer proyecto aeronáutico haya sido este avión que, en su opinión, está llamado a tener una gran trascendencia en el transporte aéreo de pasajeros, tanto por su capacidad como por su bajo consumo. Ahora, su gran sueño, "aunque suene a ciencia-ficción", es diseñar aviones hipersónicos de pasajeros, poder volar a más de 11.000 kilómetros/hora. Quién sabe, hace años el Airbus era también un sueño.